Cientos son los casos de científicos que trabajan con boletas de honorarios en nuestro país, ellos tienen múltiples deberes, pero muy pocos derechos. Este es el camino en el que se escribe la historia cotidiana de personas que buscan la cura de enfermedades como el Alzheimer, Parkinson y Cáncer, o que figuran en descubrimientos de gran relevancia.
Esta realidad, que por años ha estado oculta, vio la luz pública durante el 12 de noviembre del año 2015 tras la mediática crisis científica que se hizo notar con fuerza en nuestro país. Así -y al igual que los estudiantes secundarios y universitarios pidiendo una educación de calidad y gratuita por la Alameda- Doctores, Magísteres, Profesores y futuros profesionales de distintas carreras de las ciencias naturales y exactas, se manifestaron en la Plaza de la Ciudadanía apostada frente al Palacio de La Moneda. En la ocasión los científicos alzaron sus tubos de ensayo, microscopios y conocimientos, en pro de un anhelo: Que Chile entienda que el desarrollo viene de la mano de la investigación científica, y por ello se requieren condiciones dignas para quienes ejecutan dicha tarea.
Si bien –y para muchos- esta historia se ha repetido anteriormente, sin haber existido resultados que marquen una diferencia, el hecho de manifestar las demandas de manera respetuosa y oportuna, siempre será una forma de expresión válida para la comunidad, que permite crecer y avanzar hacia un mejor futuro.
Anuncio Ministerio de Ciencia y Tecnología:
Luego de un atareado 2015 y durante el mes de enero de este 2016, la Presidenta de la República, Sra. Michelle Bachelet, anunció frente a los medios de comunicación -desde la Casa de Gobierno- que antes del mes de agosto estaría siendo enviado al Parlamento un Proyecto de Ley que contempla la creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología en Chile, el cual procurará velar por la investigación, innovación y tecnología de nuestro país.
Lo que parece ser un gran incentivo al desarrollo, también fue un constante anhelo manifestado por la comunidad científica chilena.
Sin embargo -y a pesar del anuncio- la situación actual no es alentadora y no solo afecta a investigadores en nuestro país sino también a quienes han sido beneficiados con Becas Chile, realizando sus Doctorados al extranjero. Ellos, una vez retornados a Chile, se han visto envueltos en un panorama verdaderamente preocupante, en el cual les cuesta iniciar sus propias líneas de investigación, debido al alto índice de competitividad presente en la comunidad.
Natalia Muñoz Barreda, es la representante del movimiento Ciencia con Contrato (CcC), ella comenta que “el tema de los trabajadores científicos a honorarios en programas como FONDECYT es una vergüenza para nuestro sistema de financiamiento de la ciencia. Es algo en parte diseñado y aceptado por los mismos Científicos, Académicos y Universidades. Una manera de abaratar los costos de la investigación o, en otras palabras, de hacer rendir los pocos recursos que se invierten en investigación en el país. Para que eso cambie, primero tenemos que cambiar nuestra manera de entender y medir la productividad científica y su impacto.
Hacer investigación es caro, y normalmente lo más caro es el recurso humano. No en Chile. Aquí hemos seguido el modelo del retail: abaratar costos castigando a los segmentos más vulnerables de la comunidad, que no tienen demasiado campo laboral que compita con este -cuasi- monopolio que son los proyectos financiados por CONICYT.
Agrega que “si dentro de la comunidad científica no se valora el trabajo y se empuja entre todos por mejores condiciones, el Ministerio, que probablemente va a estar al mando de un científico salido de este mismo ambiente, no va a hacer mucho al respecto. Si el Ministerio va a seguir usando como propaganda, como ha hecho CONICYT y la Academia de Ciencias, que aquí podemos publicar un alto número de papers a precio de huevo, el cambio para los trabajadores no va a salir de ahí, lo vamos a tener que seguir peleando en otros frentes”.
Para Natalia la creación de un Ministerio de Ciencia y Tecnología, no le genera una “fe a ciegas”, ya que plantea que en Chile existe un problema de diseño en las políticas públicas.
“Sí es cierto que en un país presidencialista como Chile influye mucho tener acceso directo a la Presidencia dentro del gabinete en lugar de estar ocupando un rol muy secundario en el Ministerio de Educación. Más allá del ministerio, algo que nos falta como país es un plan estratégico de desarrollo científico y tecnológico, además de una idea clara sobre cuál es el papel que queremos que la ciencia juegue en el desarrollo y el bienestar de la sociedad. La Comisión Asesora Presidencial puso algunas ideas sobre la mesa, pero es un documento que salió a presión, con muy poco tiempo de trabajo, y a mi parecer faltó más discusión”, señala.
Este fue el afiche que la ONG de la ciencia chilena compartió en sus redes sociales para avisar la manifestación del 12 de noviembre en 2015. En él se ilustra gráficamente un descontento que involucra a cientos de científicos y futuros científicos que esperan hacer una enorme contribución al desarrollo del país.
En el afiche destacan frases como: “Llevo más de 3 años investigando a honorarios para el mismo investigador”, “llevo 10 años sin cotizaciones”, “Me obligaron a volver con mi PHD y no encuentro trabajo”, “tardé algunos meses en graduarme y me inhabilitaron” y “más de 2 años sin seguro de accidentes laborales”.
Nuevas manifestaciones:
Este 15 de marzo se espera que la comunidad de investigadores chilenos vuelva a rugir, ya que “Ciencia con Contrato” convocó a una manifestación a las 10:00 de la mañana frente a las dependencias de Conicyt.
Destacados investigadores y sus testimonios al respecto:
Por otro lado, grandes exponentes de la investigación científica nacional también han planteado su punto de vista en relación al panorama actual de la ciencia y a si la existencia de una institucionalidad política de la misma, le daría más relevancia. La Dra. Cecilia Hidalgo, Premio Nacional de Ciencias Naturales en el año 2006, y Vicepresidenta de la Academia Chilena de Ciencias, señala que “Al país le hace falta más científicos, y con urgencia. Hay que generar mayor cantidad de profesionales ligados a la ciencia y recuperar a aquellos que están fuera con becas Chile. Para ello se les debe asegurar condiciones justas de trabajo, empleándolos con contrato, y hacer una mayor inversión en investigación”.
Frente a la pregunta “¿Qué mensaje le dejaría a las nuevas generaciones de científicos en Chile?, la Dra. Hidalgo responde: “Comprometerse con el desarrollo científico y tecnológico de nuestro país. Y no decaer en promover el avance de la ciencia y la búsqueda de condiciones más justas para el desarrollo de la misma”.
Por su parte la Dra. Rosalba Lagos, quien recientemente fue nombrada como miembro correspondiente de la Academia Chilena de Ciencias, plantea que un Ministerio de Ciencia “ayudará a marcar presencia, y si a eso se le incluyen mayores recursos de los que existen actualmente, sería mucho mejor. Ojalá que finalmente sea algo que se realice”.
El Dr. Rodrigo Valiente, es Coordinador Nacional del movimiento “Más Ciencia para Chile”, organización ciudadana que surgió en 2010 con el propósito de abrir el debate sobre la urgente necesidad de generar más y mejor ciencia y tecnología. En ese contexto, el plantea que “estando cinco años fuera de Chile, el panorama se veía muy alentador. En comparación con nuestros países hermanos del cono sur, Chile se encuentra en el primer lugar en número de patentes otorgadas y tercero en números de artículos publicados. Chile es uno de los pocos países que entrega becas de perfeccionamiento fuera de sus fronteras en las universidades Top 100 del mundo.
Lamentablemente, todo ello son sólo números, porque en realidad y con el 0.39 por ciento del PIB dedicado a ciencia y tecnología seremos los últimos en cualquier lista. Esto refleja que no hay real compromiso con la ciencia en Chile, sólo un gran financiamiento para crear una imagen ficticia. Faltan aspectos fundamentales, una visión a largo plazo sobre la inversión en ciencia y que la sociedad en su conjunto entienda que la ciencia es un motor de cambio social. Falta alguien que ordene y dirija “el circo actual”. No es posible que el presupuesto para ciencia se encuentre metido en un rincón olvidado del MINEDUC. Faltan oportunidades para los científicos jóvenes. Hay mucho espacio mal utilizado y dineros mal gestionados. Para todo eso, se necesita establecer normas, protocolos, un orden y lo más importante: fiscalización y evaluación”.
Frente a la pregunta de ¿cómo se puede dar prioridad a la discusión del desarrollo científico y tecnológico en nuestro país? El Dr. Valiente señala: “Primero, debemos creernos el cuento, es decir, que lo que hacemos es importante para la sociedad y que generará cambios a largo plazo. Segundo, debemos ser capaces (los científicos) de hablar y, más importante aún, de ser escuchados para tener injerencia en las discusiones políticas que involucran a la ciencia. Por ejemplo, deberíamos participar en comisiones asesoras parlamentarias para asegurar que las políticas públicas sean formuladas en base a evidencias. Tercero, debemos implementar una cultura científica en el país desde los niveles pre-escolares. Debemos saber desde pequeños que la ciencia está en todos los ámbitos de nuestro ser, desde ir a comprar el pan hasta cargar la tarjeta BIP. Es necesario que los canales de televisión en materia de ciencia y tecnología no se restrinjan a programas extranjeros o a la “Tierra en que vivimos” (que por cierto fue un programa increíble), sino que más bien muestren qué estamos realizando los científicos y cómo esto impacta a la sociedad chilena”.
En torno a la opinión que tiene el Dr. Valiente con el sistema de boletas de honorarios que viven muchos científicos en la actualidad, él indica que “esto es un síntoma más del caos que se vive día a día en materia de ciencia y tecnología. Esto no es un tema nuevo, desde la creación de FONDECYT, en 1984, se estableció que el personal de apoyo debe ser contratado a honorarios, sin contrato de trabajo, previsión, ni salud. En resumen, sin derechos.
También señala que “esto también es válido para los profesionales en postgrado como magíster y doctorados, incluso para quienes están realizando sus post-doctorados. Pero para ser justos, también hay que destacar posibles soluciones, por ejemplo, generar contratos de plazo fijo o por obra, a través de las entidades que se adjudican los proyectos”.
Sin duda esta es una discusión que está lejos de finalizar, ya que como país nos falta mucho para entender el poderoso valor de la investigación científica, y mientras el concepto no esté arraigado en el DNA nuestra población, habrán vacíos importantes en el desarrollo de la misma. La sociedad en su conjunto -incluidos los poderes Legislativo y Ejecutivo- debe darle un mayor espacio a profesionales cuyos aportes a futuros poseen un valor incalculable.
Existe todo una generación de científicos que por años han demostrado enormes capacidades y han llevado el nombre de nuestro país a los más grandes congresos mundiales, además hay una nueva generación de científicos que con ideas nuevas y poderosas líneas de investigación desean consolidar la enorme capacidad de nuestro país en ámbitos de investigación científica.
El Ministerio de Ciencia y Tecnología será un paso más de los muchos que habrá que dar como comunidad científica y como sociedad., ya que el anhelado desarrollo viene de la mano con la insistencia y el trabajo metódico, de todos quienes quieren hacer de Chile un lugar mejor.
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