A partir de una base de datos global sobre factores de estrés de los océanos (pesca, contaminación y transporte comercial) junto con factores ambientales de estrés, tal como la acidificación de los océanos, investigadores lograron clasificar el estado de los océanos dependiendo del impacto que éstos muestren. Aquellas áreas que presentaran una puntuación bajo el 10% en cada factor, se podrían considerar como en “estado natural”. Sólo un 13% de nuestros océanos caen bajo esta clasificación, las cuales mayoritariamente se encuentran alrededor de los polos y en áreas de mar abierto, y tan sólo un 5% de estas áreas pertenecen a áreas marinas protegidas.