En el caso del cáncer, la industria se beneficia de las investigaciones que ya comenzaron a finales de los años 80, ya que existen muchos medicamentos y se ha alargado la vida de los pacientes. Y en el caso del alzheimer se ha tratado de desarrollar medicamentos que hagan más lento el avance de la enfermedad, aunque nadie ha descubierto por ahora nada que la frene por completo.