Científicos de la U. Austral trabajan en el desarrollo de hongos nativos para erradicar plagas y reemplazar a los plaguicidas químicos.
Según la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas en América Latina, RAP-AL, 102 de los 400 plaguicidas registrados y autorizados en Chile son altamente peligrosos para la salud y el ecosistema. Una problemática que ha despertado diversas consignas de quienes se han sumado a la lucha verde que se ha replicado en diversas partes del mundo y que un grupo de científicos de la Universidad Austral de Chile promete combatir a través de una innovadora propuesta.
Se trata del proyecto Fondecyt Regular 1190390, cuyo objetivo es erradicar plagas forestales reemplazando el uso de insecticidas químicos por el método de control biológico con hongos. Una iniciativa que, según explica Cristian Montalva, académico del Instituto de Conservación, Biodiversidad y Territorio de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la UACh, permite controlar plagas sin dañar el ecosistema.
Montalva explica que el control biológico es un método de control de plagas mediante el uso de un enemigo natural, el cual puede ser un depredador, un parasitoide o un patógeno. “Este infecta a su hospedero hasta causarle la muerte y, por consecuencia, reduce significativamente su población”, dice.
Explica que en el Laboratorio de Salud de Bosques de la Facultad de Ciencias Forestales y Recursos Naturales de la UACh, que enfoca sus investigaciones en el estudio de este método de control, analizan los hongos entomopatógenos, los que actúan como un parásito que mata o daña seriamente a insectos específicos.
Dice que la ventaja del uso de los hongos entomopatógenos radica en que estos se asocian a grupos específicos de insectos, lo que quiere decir que se utilizan contra un tipo de plaga determinada sin dañar a otros insectos beneficiosos para el ecosistema. Aclara que los hongos entomopatógenos que se utilizan en este proyecto corresponden a cepas nativas aisladas que pertenecen a las mismas zonas en las que se utilizan, por lo que no están introduciendo ningún hongo proveniente de fuera del país.
Los hongos entomopatógenos pueden ingresar a su hospedero de forma directa o indirecta. En la forma directa, la espora del hongo llega al cuerpo del insecto a través del viento o el agua, adhiriéndose a éste y produciendo la enfermedad.
La forma indirecta consiste en la ingesta de sustrato con la presencia del hongo, es decir, cuando la plaga se alimenta del follaje o cuando las esporas del hongo ingresan a través de aperturas naturales en el cuerpo del insecto. “Estas esporas requieren de una temperatura adecuada y alta humedad para activarse y producir la enfermedad, por lo que una vez que se ha desarrollado en el individuo éste es capaz de contagiar a su población, produciendo una gran mortalidad en esta, lo que llamamos epizootia”, explica el investigador.
En contraste, los insecticidas químicos utilizados actualmente para controlar plagas por lo general no son específicos, es decir, eliminan a diferentes grupos de insectos contaminando, además, el medioambiente y representando un peligro para el personal que los aplica.
Por otra parte, los insectos plaga muchas veces generan resistencia frente a estos insecticidas químicos, por lo que deben aplicarse más de una vez o utilizar otros insecticidas químicos.
Invasor australiano
El gorgojo del eucalipto es originario de Australia, sin embargo éste se introdujo accidentalmente en otras partes del mundo convirtiéndose en una grave plaga para el eucalipto.
Las larvas se alimentan de hojas jóvenes y provocan la caída prematura de las partes superiores de los árboles en un fenómeno llamado defoliación, mientras que los adultos se alimentan de los bordes de las hojas maduras, lo que perjudica el crecimiento del árbol. El daño aparece inicialmente como una quemadura del follaje de color café y eventualmente conduce a la destrucción de ramas y brotes jóvenes.
El impacto de la defoliación en la producción de madera es complejo, ya que depende de la edad del árbol, su estado de salud y los parámetros del suelo entre otros factores. “Los árboles maduros y saludables podrían ser más tolerantes a la defoliación: se ha predicho que en árboles de 10 años una defoliación del 75% y 100% produciría pérdidas de volumen de madera del 43% y 86%, respectivamente”, dice.
Sin embargo, el 20% de la defoliación de un eucaliptus de tres años de edad da como resultado una reducción significativa del crecimiento del tallo a solo un año de la caída prematura de sus hojas.
Todos los hongos entomopatógenos son capaces de producir una enfermedad en diferentes insectos, sin embargo, dentro de cada especie hay varias cepas de hongos. Por ello, para utilizar un hongo frente una plaga se tienen que hacer varios ensayos de patogenicidad. Esto para determinar qué cepa es la más virulenta en relación a la plaga del insecto objetivo. Los criterios utilizados para determinar qué cepa es más virulenta son el tiempo y la concentración de esporas requeridas para generar la enfermedad.
En definitiva, existen diferentes cepas de hongos entomopatógenos para controlar distintos grupos de insectos. Por lo tanto, para cada plaga de insecto existen diversas especies y cepas de hongos específicos, solo se requiere buscarlas y probarlas.
Otra fortaleza de estos agentes de control es la inocuidad que presentan tanto para el personal que aplica el producto como para los diferentes usos que se le otorga al producto comercial, por ende las empresas que los utilizan pueden optar por diversos certificaciones medio ambientales.
Montalva dice que mediante este proyecto se aportará al control de la plaga en la zona sur de Chile, en la que ha sido más difícil la reducción de su población. Existe interés de parte de empresas forestales y propietarios por conocer y aplicar este método de control poco utilizado en Chile pero ampliamente exitoso en el mundo.