Reducir la presión arterial sistólica de una persona mayor a 120 mmHg o menos reduce el riesgo de enfermedad cardíaca, pero aumenta la posibilidad de cambios en los riñones.
Reducir la presión arterial sistólica de una persona mayor a 120 mmHg o menos reduce el riesgo de enfermedad cardíaca, pero aumenta la posibilidad de cambios en los riñones.