El final del período Devónico, hace 359 millones de años, fue un momento lleno de acontecimientos: los peces avanzaban lentamente y los bosques helechos avanzaban por tierra. El mundo se estaba recuperando de una extinción masiva 12 millones de años antes, pero el clima aún era caótico, oscilando entre las condiciones de invernadero y las heladas tan profundas que se formaron glaciares en los trópicos. Y luego, justo cuando el planeta se estaba calentando por una de estas glaciaciones, se produjo otra extinción, aparentemente sin razón. Ahora, las esporas de plantas parecidas a helechos, preservadas en antiguos sedimentos de lagos del este de Groenlandia, sugieren un culpable: la capa protectora de ozono del planeta se despojó repentinamente, exponiendo la vida de la superficie a una explosión de radiación ultravioleta (UV) que causa mutaciones.