Los pacientes en condiciones graves frente a COVID-19, presentan una inflamación severa que se puede relacionar con la activación de macrófagos. A un grupo de 19 paciente en estado grave se les administró durante 10 a 14 días, acalabrutinib, inhibidor selectivo de la enzima tirosina quinasa de Bruton (BTK) que regula la señalización y activación de los macrófagos. Al final del tratamiento el 72,7% de los pacientes fue dado de alta, lo que demuestra que tratar la hiperinflamación con un inhibidor de BTK es una estrategia terapéutica frente a COVID-19, lo que ha llevado a un ensayo clínico clínico aleatorizado prospectivo.