Hace unos 99 millones de años, una hormiga diferente a cualquier otra que esté viva en la actualidad estaba en medio de un salvaje ataque con guadaña cuando la resina de la planta congeló al insecto, junto con su presa, en un cuadro depredador final.
Ahora, una nueva investigación basada en esta ventana teñida de ámbar hacia el Cretácico confirma que las llamadas “hormigas del infierno” hicieron una matanza con la ayuda de mandíbulas recurvadas que se balanceaban hacia arriba, inmovilizando o incluso empalando a la presa contra una protuberancia en forma de cuerno que sobresalía de su frente, informa Lucy Hicks para Science.