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En los Andes de Chile y Argentina se forma una peregrinación de filosas estructuras de hielo. Surgen en un ambiente extremadamente hostil, así que han sido poco estudiadas, pero una nueva investigación revela que contienen mucho más de los que se ve a simple vista.
La investigadora dice que el eclipse representa un quiebre de la vida cotidiana y, por ello, se realizan rituales para conjurarlos
El eclipse solar total es un evento natural único en el mundo a desarrollarse en nuestro país, particularmente en las regiones de Atacama y Coquimbo el próximo 2 de julio de 2019.
La antropóloga Sonia Montecino, académica de la Universidad de Chile y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, comenta que, para los pueblos originarios, los eclipses “anuncian y advierten grandes calamidades y desgracias o incluso de la cercanía del fin del mundo y provocar nacimientos monstruosos”.
“En algunas culturas está la idea que los eclipses son sinónimo de caos, y muestran que un mundo sin Sol, sin luz, trae consigo la muerte. Se trata del quiebre de la vida cotidiana y por ello se realizan a veces rituales para conjurarlos. Hay un relato campesino de la zona central, es decir, un relato mestizo, que dice que el Sol dejó embarazada a la Luna y la abandonó, por eso ella y sus hijas las estrellas lo persiguen eternamente para que cumpla con su paternidad; a veces cuando hay un eclipse de Luna ella puede divisar al Sol, pero cuando se aproxima éste le echa tierra en los ojos y se arranca. Se trata de una explicación de género para los eclipses que contiene potentes significados”.
“En algunas culturas está la idea que los eclipses son sinónimo de caos, y muestran que un mundo sin Sol, sin luz, trae consigo la muerte. Se trata del quiebre de la vida cotidiana y de la recurrente y por ello se realizan a veces rituales para conjurarlos.”
Sonia Montecino comenta que “los aymara denominaban Lupi Nakjanti o Sol Quemado al eclipse solar, y Phaxsi Nakjanti al eclipse lunar. Los huilliches sostenían que los eclipses lunares presagiaban hambruna y los solares, guerras. Los chamanes selknam, por su parte, a través de sueños premonitorios sabían cuando iba a ocurrir un eclipse, “entonces convocaban a la gente de los territorios cercanos y se reunían para enfrentarlos”.
Del mismo modo, señala que esta percepción de los pueblos originarios revela la importancia que tenía el astro Sol para las comunidades. “Cada cosmovisión tiene distintas formas de describir las cualidades del Sol. El bienestar de las personas depende de este astro en muchas culturas, pues es el que hace posible la germinación de las plantas que prodigan los alimentos. Así, entre los atacameños el crecimiento del maíz depende del Sol y, con ello, entrega lo necesario para no perecer; mientras que, entre los mapuches, por ejemplo, se asocia a todo lo creado y por ello se lo trata como “padre”.
De ahí que su ausencia, representa la falta de algo vital para la vida humana y natural, comenta. Resulta interesante entonces conocer la opinión de Montecino en cuanto a las visiones actuales de los pueblos originarios respecto al Sol. Al respecto, dice que “para las personas que pertenecen a esos pueblos muchas de estas concepciones siguen vigentes, y son objeto de ritualidades y fiestas como el We Tripantu o Año Nuevo mapuche que cada vez está más incorporado y es reconocido por la sociedad chilena”. En todo caso, agrega, “el sentido más precioso que tienen hasta hoy son el conjunto de saberes y conocimientos desarrollados mediante la observación y en un imaginario que no separa la naturaleza de los seres humanos”. “Quizás, el sentido más profundo que podemos leer en los relatos y nociones indígenas sobre el universo”, añade la destacada antropóloga, “es su nexo indisoluble con lo humano”. En este sentido, agrega que “los eclipses, los meteoritos, las fases de la Luna, que observamos cotidianamente, se llenan de sentidos y se nos tornan cercanos como si fueran nuestros propios abuelos y abuelas, nuestra parentela muerta la que brilla en las noches claras”.
“Los eclipses, los meteoritos, las fases de la Luna, que observamos cotidianamente, se llenan de sentidos y se nos tornan cercanos como si fueran nuestros propios abuelos y abuelas, nuestra parentela muerta la que brilla en las noches claras”.
Desde esta visión, Sonia Montecino dice que los pueblos originarios fueron codificando los signos de la Tierra para tener buenas cosechas, para saber contabilizar el tiempo, para ordenar los ciclos personales de la vida, los ciclos en rituales y ceremonias.
Desde esa mirada, el chamán selkman se parapetaba para el eclipse vistiendo una capa de piel de guanaco y un tocado de plumas finas: “en cada una de sus mejillas”, relata Montecino, “tenía una marca redonda de pintura roja y así observaba a la Luna y entonaba cantos hasta entrar en trance”. Señala, que si era aceptado por la Luna recibía de ella un objeto circular que señalaba un futuro seguro y venturoso. Si era rechazado, las flechas del chamán o su vestimenta se manchaban de sangre, lo que presagiaba una muerte pronta, pues se decía que su cuerpo había sido ‘agarrado’ por la Luna y que estaba bajo su sombra.
–¿Qué recomendaría usted a los niños, jóvenes y adultos acerca de cómo vivir el eclipse del próximo 2 de julio?
–Que lean mucho sobre las distintas explicaciones de los eclipses y como a lo largo de la historia humana siempre hemos sentido inquietud por estos fenómenos. Las explicaciones científicas no dan cuenta de toda la riqueza de las creencias humanas en torno a ellos.
Texto: Ruth Tapia.
Un científico chileno de origen cubano ha apostado por la creación de un pulmón verde en pleno desierto de Atacama, el más árido del planeta, que ayude a frenar el avance del cambio climático en Chile por medio de un cultivo sostenible que sirva como modelo a las industrias locales.
En un lugar donde los pluviómetros apenas registran unas pocas gotas de lluvia en todo el año, a más de 3.000 metros de altura y con temperaturas de 35 grados en el día y 19 bajo cero en las noches, la iniciativa aporta una solución sencilla y amable con el medioambiente para la reducción del CO2.
Manuel Paneque, académico de la facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, desarrolló desde el 2012 en el seco suelo de la zona cuatro hectáreas de “desierto verde”, en medio de las explotaciones mineras de la región de Antofagasta.
Ahora, este pequeño foco de vegetación en mitad de la nada del despoblado paraje se convirtió en un modelo a seguirpara las grandes industrias extractivas con el objetivo de contrarrestar la emisiones de CO2 que de ellas emanan.
“Aproximadamente se absorben nueve toneladas de CO2 por hectárea en algunas de las especies que tenemos aquí.Por lo tanto, si sabemos la huella de carbono de la producción de cualquier industria, podemos calcular cómo una empresa puede comprometerse a sembrar suficiente cantidad de hectáreas para capturar el CO2 que emite durante su proceso productivo”, dijo Paneque.
Este pequeño oasis contiene pimientos, leguminosas como tamarugos, chañar y tara, pero sobre todo destaca el potencial de las diversas especies de atriplex, una variedad vegetal acostumbrada a florecer en terrenos salinos como el de Atacama.
Esta “planta del desierto” (como se conoce al atriplex) tiene “un poder calorífico altísimo”, indicó el científico, quien agregó que puede utilizarse también para la generación de biomasa para fabricar madera o como combustible para bioenergía.
“Es, por otra parte, una planta con una cantidad importante de proteína, de entre un 20 y un 30 %, que tiene una importante utilidad ecosistémica por la cantidad de CO2 que es capaz de captar”, indicó Paneque.
El jardín desértico del académico tiene, además de estas utilidades en la lucha por reducir las emisiones industriales de CO2, un recurso para ganarle terreno a la desertización reinante en la mitad norte de Chile y agregarle valor a un suelo en muchas ocasiones estéril e improductivo.
Para ello, Paneque toma de las cuatro hectáreas las plantas que “mejor sobreviven y mayor cantidad de biomasa producen” y las lleva al laboratorio para “propagarlas y generar clones”.
“Con ellas hacemos estudios específicos para ver cuál es la tolerancia que tienen a la sal y a los distintos metales pesados que podemos encontrar en la zona norte de Chilepara generar bosques áridos con las especies apropiadas”, señaló.
Asimismo, con el objetivo de completar el circuito de sustentabilidad, el “desierto verde” de Paneque se riega con aguas residuales tratadas del cercano campamento de la Minera Zaldívar.
“Es un ejemplo de economía circular. El agua es tratada a través del sistema Tohá, que consiste en la utilización de lombrices que procesan la materia orgánica para la filtración posterior del agua y su tratamiento con radiación UV que elimina las coliformes”, dijo el académico.
Y como la idea es ser amigable con el medioambiente, nada se desecha, y el humus generado como residuo del tratamiento sirve para fertiliza las plantas.
“Nuestro objetivo es transmitir que esto se puede ejecutar en cualquier industria y comunidad, sobre todo teniendo a la vista que Chile es un país con un déficit hídrico en el que el agua servida se trata pero no se usa”, agregó Paneque. (Con información de EFE)
¿Alguna vez te has preguntado cómo los caracoles pueden pasar su tiempo arrastrándose sobre la tierra llena de bacterias potencialmente peligrosas pero logran mantenerse saludables? Dos científicos británicos lo hicieron, y esto los llevó a descubrir nuevas proteínas que pueden combatir las bacterias dañinas.
El pasado viernes el geólogo canadiense, Dr. Peter Winterburn, fue asesinado en Cerro Alegre (Valparaiso) en un intento de robo a mano armada. El Dr. Winterburn solía ser profesor en la Universidad de British Columbia y había recibido recientemente su visa de trabajo, pues contemplaba quedarse en Chile junto a su familia.
El Comité Organizador de la 29th International Applied Geochemestry Symposium, del cual formaba parte el Dr. Winterburn, expresó su profunda tristeza por esta trágica perdida, recalcando no sólo sus contribuciones en la disciplina de la Geología, si no que también su entusiasmo por colaborar con el desarrollo de ella en nuestro país.
Por su parte, la Sociedad Geológica de Chile expresó su repudio hacia este acto de violencia extrema y anunciaron que presentarían una querella contra el responsable del asesinato.
Una investigación desarrollada por la Universidad de Valparaíso, con datos del Ministerio de Salud, revela la tendencia en alza de los problemas vinculados con el uso indiscriminado de fármacos en Chile.
Una nueva proteína involucrada en la enfermedad de Alzheimer (EA) ha sido identificada por los investigadores. CAPON puede facilitar la conexión entre los dos culpables de EA más conocidos, las placas amiloides y la patología tau, cuyas interacciones causan la muerte de las células cerebrales y los síntomas de demencia.
El concurso “Chile secuencia a Chile” permitió a 86 estudiantes secuenciar el genoma de un chanchito de tierra, además de ser los coautores del paper que se publicará con los resultados.
A mediados del año pasado, casi un centenar de estudiantes salieron por calles y jardines de todo el país con una misión: encontrar un chanchito de tierra. El objetivo era secuenciar su genoma por primera vez en una sala de clases. La propuesta, inédita en el mundo, fue parte del concurso escolar “Chile secuencia a Chile”, organizado por el proyecto 1000 Genomas, una iniciativa liderada por el biólogo Miguel Allende, que busca secuenciar, de aquí a 2022, los genomas de mil chilenos y mil especies no humanas, como animales, vegetales y microorganismos. Todo eso para crear una especie de arca de Noé digital, que servirá como biblioteca gratuita para todos los investigadores que tengan preguntas para hacerles a los genes.
Para realizar la actividad, se seleccionaron a diez equipos de colegios de todo el país –entre 65 candidatos—, cada uno compuesto por entre tres y diez integrantes, de segundo a cuarto medio. En total, 86 participantes, de los cuales más de la mitad correspondieron a alumnas mujeres. De esa forma, se buscaba que los estudiantes interesados en la ciencia pudieran entender mejor de qué se trata la genómica, una tecnología que en los últimos años se ha vuelto cada vez más accesible, al punto de que ya es posible practicarla fuera de los laboratorios. “Ya no hay una cuestión prohibitiva de costo o metodología”, dice Miguel Allende, también director del Centro Fondap de Regulación del Genoma. “Pronto, en cualquier parte del mundo se va a empezar a secuenciar no solo a los organismos sino a las personas y, por lo tanto, es importante educar respecto a qué significa”.
Los colegios seleccionados para secuenciar al chanchito de tierra —cinco municipales, tres subvencionados y dos particulares— fueron el Complejo Educacional Toconao de Antofagasta; el Amazing Grace English School de La Serena; el Instituto Comercial Marítimo Pacífico Sur de San Antonio; el Instituto Nacional; el Colegio La Girouette; el Liceo San Agustín de Concepción; el Colegio Instituto Victoria; el Liceo de Excelencia Altamira de Panguipulli; el Colegio Cahuala Insular de Chiloé y el Liceo Altos del Mackay de Coyhaique.
Una vez que cada equipo recolectó su chanchito de tierra, científicamente conocido como Armadillidium, fueron clasificados según su especie —había cinco distintas— y los investigadores de 1000 Genomas prepararon las muestras de ADN. El 23 de agosto fue el día elegido para la secuenciación de este crustáceo isópodo, cuyo genoma es casi tan complejo como el nuestro. No se necesitaron grandes equipos, sino un dispositivo llamado MinION, de la firma Oxford Nanopore Technologies, que mide sólo diez centímetros, pesa menos de 90 gramos y tiene conexión USB, por lo que los jóvenes pudieron ver el proceso en tiempo real.
Durante la actividad, cada equipo contó con la guía de dos estudiantes de doctorado, pertenecientes a los centros de investigación que participan del proyecto 1000 Genomas: los centros Fondap de Regulación del Genoma; de Gerociencia, Salud y Metabolismo (GERO); y Avanzado de Enfermedades Crónicas (ACCDIS). También participan el Instituto Milenio de Biología Integrativa y el Centro Basal de Modelamiento Matemático.
“Ya no hay una cuestión prohibitiva de costo o metodología. Pronto, en cualquier parte del mundo se va a empezar a secuenciar no solo a los organismos sino a las personas y, por lo tanto, es importante educar respecto a qué significa”, dice el biólogo molecular Miguel Allende.
Mientras los datos de la secuenciación se iban generando en la pantalla, los jóvenes recibieron talleres sobre los secretos del ADN: aprendieron sobre cuáles son las mejores estrategias para leerlo correctamente, cómo secuenciarlo y las distintas formas en que éste determina las características de todos los seres vivos. Al día siguiente, cuando los resultados de las cinco especies distintas estuvieron listos, fueron compartidos en una ceremonia encabezada por Miguel Allende, que se transmitió por streaming en todos los colegios. “Es una idea innovadora a nivel nacional que va a dar el puntapié para siguientes proyectos”, dice Ricardo Torres, alumno del Colegio Cahuala de Castro y participante de la iniciativa. “Me parece súper bueno que esto se practique a nivel escolar y me siento privilegiado, porque es una experiencia que va a ser significativa para mi futuro profesional”.
Actualmente, el equipo de científicos de 1000 Genomas está realizando nuevas rondas de secuenciación para terminar de ensamblar el genoma del chanchito de tierra y poder publicar todos sus datos en bases de acceso público. Además, están escribiendo un paper con los resultados de la investigación, que se publicará en Biological Research, la revista oficial de la Sociedad de Biología de Chile. Los jóvenes secuenciadores aparecerán como coautores. “El paper se va a focalizar en lo que significa que personas que no tienen preparación científica puedan generar datos originales”, dice Miguel Allende, director del proyecto. “Hoy, gracias a tecnologías sencillas, están en condiciones de hacer genómica de avanzada”. Durante el proceso, los docentes destacaron el impacto que significó para sus alumnos, muchos de ellos de regiones alejadas de los principales focos científicos del país. Mabel Codocedo, profesora del Complejo Educacional Toconao de San Pedro de Atacama, señaló que la iniciativa los impulsó a seguir participando de actividades científicas. “Les sirve para desarrollar otro tipo de razonamiento, para ser más críticos y, al entusiasmarse con la ciencia, optar por este tipo de carreras”, agregó. Sus alumnos, comentaron varios docentes, son parte de una generación que seguirá descubriendo las potencialidades de la genética y que, al mismo tiempo, deberá resolver los dilemas éticos que implica, sobre todo en el área de la salud.
“Es una idea innovadora que va a ser el puntapié para siguientes proyectos. Me siento privilegiado, porque es una experiencia significativa para mi futuro profesional”, dijo Ricardo Torres, alumno del Colegio Cahuala de Castro.
Para la próxima edición del concurso “Chile secuencia Chile” —cuyo periodo de postulación permanecerá abierto hasta el lunes 1 de julio, a través de la página de 1000 Genomas— se eligió otro grupo de insectos presente en todo el país, cuyo genoma también es desconocido: los dermápteros, popularmente conocidos como “tijeretas”. Será otra oportunidad para que los jóvenes chilenos puedan descubrir que la genética y sus secretos están cada vez más cerca de nosotros. El biólogo molecular Miguel Allende lo resume así: “Quizás nuestro mayor logro fue que los estudiantes se dieran cuenta de que el ADN es microscópico, insondable y misterioso, pero ahora podemos mirarlo con todo el detalle que nos plazca”.
El depósito de calcio, o calcificación, ayuda a endurecer los tejidos en el cuerpo. El endurecimiento del tejido es esencial para el desarrollo sano de los huesos, pero puede causar problemas de salud cuando se produce en las arterias.
Un equipo de la Universidad de Oviedo y del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana de Burgos ha desarrollado una metodología estadística para asignar el sexo a fósiles de huesos del pie humanos. La técnica se podrá usar con otras especies y en aplicaciones forenses, según los autores.