Los modelos animales indicaban un origen genético de esta rara enfermedad, pero un nuevo estudio con cultivos celulares derivados de los pacientes apunta también a células progenitoras específicas de las personas. El hallazgo demuestra que para comprender bien las patologías del cerebro humano hay que utilizar modelos humanos.
Link al Artículo científico https://www.science.org/doi/10.1126/science.abf5546
El equipo logró obtener imágenes de la formación de recuerdos dentro del cerebro en tiempo real. El estudio cambia la percepción que se tiene sobre la sinapsis cerebral.
Fuente: https://www.futuro360.com/ciencia-en-ti/estudio-donde-inician-recuerdos_20220112/
Investigador advierte que a más de un año del inicio de la crisis sanitaria la combinación de factores biológicos, más condiciones ambientales externas, está provocando un alza de síntomas asociados al trastorno obsesivo compulsivo relacionados con la contaminación y la limpieza.
Mire en el interior del cerebro de alguien con la enfermedad de Alzheimer, la mayoría de las formas de demencia o el síndrome relacionado con la conmoción cerebral conocido como encefalopatía traumática crónica (CTE) y encontrará un presunto culpable común: ovillos fibrosos en forma de bolas de pelo de una proteína llamada tau.
Los neurocientíficos están de acuerdo en que el cerebro de una persona cambia constantemente, se reconecta y se adapta a los estímulos ambientales. Así es como los humanos aprenden cosas nuevas y crean recuerdos. Esta adaptabilidad y maleabilidad se llama plasticidad. “Los médicos han sospechado durante mucho tiempo que los procesos de remodelación también tienen lugar en los seres humanos en los puntos de contacto entre las células nerviosas, es decir, directamente en las sinapsis. Hasta ahora, sin embargo, esta adaptación coordinada de estructura y función solo se podía demostrar en experimentos con animales”, dice Prof. Dr. Andreas Vlachos del Instituto de Anatomía y Biología Celular de la Universidad de Friburgo. Pero ahora Vlachos, junto con el Prof. Dr. Jürgen Beck, jefe del Departamento de Neurocirugía del Centro Médico Universitario de Friburgo, ha proporcionado evidencia experimental de la plasticidad sináptica en humanos. Además de Vlachos y Beck, el equipo de investigación está formado por el Dr. Maximilian Lenz, Pia Kruse y Amelie Eichler de la Universidad de Friburgo, el Dr. Jakob Strähle del Centro Médico Universitario de Friburgo y colegas de la Universidad Goethe de Frankfurt. Los resultados fueron presentados en la revista científicaeLife .
El estudio incluyó a 257 pacientes con la enfermedad; 131 recibieron el medicamento y 126 un placebo. A quienes se les suministró el tratamiento, este ralentizó el deterioro de la cognición y la función diaria en un 32% luego de 76 semanas.
Los científicos dicen que han descubierto un nuevo objetivo potencial para la inmunoterapia de los tumores cerebrales malignos, que hasta ahora se han resistido al innovador tratamiento del cáncer basado en el aprovechamiento del sistema inmunológico del cuerpo. El descubrimiento, publicado en la revista CELL , surgió de experimentos de laboratorio y no tiene implicaciones inmediatas para el tratamiento de los pacientes.
El doctor en Bioquímica y actual director del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso, Ramón Latorre, fue reconocido como integrante de la lista top 2% de los científicos más citados en el mundo por Stanford University.
El infarto cerebral es una de las principales causas de muerte y pérdida de capacidad funcional a nivel mundial. En la búsqueda de tratamientos que ayuden a disminuir los efectos a largo plazo de esta enfermedad, un gran problema ha sido la baja capacidad de extrapolar a humanos los resultados positivos obtenidos en ratones. Un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard en Estados Unidos descubrió que la diferencia entre los ritmos circadianos de ambas especies puede ser una de las claves para entender esta disyuntiva.
El estudio fue liderado por los doctores Nibaldo Inestrosa y Pedro Cisternas, del Centro de Envejecimiento y Regeneración de la Universidad Católica (CARE Chile UC). Declararon que los descubrimientos de la investigación podrían “ser de gran impacto para los afectados y su entorno familiar”.