El Director de Fundación Más Ciencia y coordinador nacional de Más Ciencia para Chile reflexionó sobre el estado actual de la ciencia en el país y sobre sus desafíos en virología e investigación del VIH.
En los últimos días, el debate sobre la escasa inversión en ciencia ha estado presente en la agenda pública. Programas de televisión, noticieros y sitios web han dedicado espacios a científicos que expresan un evidente descontento respecto a la valoración de su trabajo en Chile.
Poca inversión, pocos incentivos y una excesiva centralización de los recursos han sido algunas de las deficiencias que los científicos chilenos han notado. A estas carencias se suman otras como condiciones laborales poco óptimas, profesionales que por años realizan sus investigaciones sin contrato y sujetos a boletas de honorarios.
Recientemente el canal TVN emitió el reportaje “Cerebros en fuga” que contó la historia de Nancy Sanhueza, doctora en economía ecológica y en ciencias multidisciplinarias. Sanhueza golpeó muchas puertas para tratar de insertarse de alguna forma en el mercado laboral, pero sus esfuerzos no llegaron a puerto.
Durante más de 2 años Sanhueza no encontró un trabajo estable en Chile y, como muchos científicos, se mudó al extranjero en busca de oportunidades. Casos como este se multiplican. El problema es que bajo las pretensiones de desarrollo nacionales es irrisorio no apoyar la labor de quienes lideran los procesos de innovación.
Por eso, conversamos con el Dr. Fernando Valiente, coordinador nacional de Más Ciencia para Chile, organización ciudadana que surgió en 2010 con el propósito de abrir el debate sobre la urgente necesidad de generar más y mejor ciencia y tecnología.
El Dr. Valiente es Bioquímico y Doctor en Microbiología de la Universidad de Santiago y de la Universidad de Chile, respectivamente. Además realizó un post-doctorado en el AIDS Center del Lady Davis Institute en McGill University. Actualmente es profesor asistente del Programa de Virología en el Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile. Su trabajo se ha centrado en investigar lo que ocurre en el sistema inmune cuando no responde adecuadamente a infecciones virales. También ha estudiado las características de nuevos microorganismos que se trasmiten desde animales a seres humanos y que provocan enfermedades, lo que se conoce como zoonosis. En 2008 co-fundó la Asociación Nacional de Investigadores en Post-grado (ANIP) y en 2011 fue invitado ser parte de Más Ciencia para Chile. Dos años más tarde co-fundó la Red de Investigadores Chilenos en Canadá (REDICEC).
En esta conversación, el Dr. Valiente analiza el momento actual de la ciencia en Chile y la necesidad de incentivar su desarrollo. Además detalla aspectos de su área de investigación y aclara creencias populares sobre virología.
¿Cuál es el panorama actual de la ciencia en Chile?
Estando cinco años fuera de Chile, el panorama se veía muy alentador. En comparación con nuestros países hermanos del cono sur, Chile se encuentra en el primer lugar en número de patentes otorgadas y tercero en números de artículos publicados. Chile es uno de los pocos países que entrega becas de perfeccionamiento fuera de sus fronteras en las universidades Top 100 del mundo.
Lamentablemente, todo ello son sólo números porque en realidad con el 0.39 por ciento del PIB dedicado a ciencia y tecnología somos el último en cualquier lista. Esto refleja que no hay real compromiso con la ciencia en Chile, sólo un gran financiamiento para crear una imagen ficticia. Faltan aspectos fundamentales, una visión a largo plazo sobre la inversión en ciencia y que la sociedad en su conjunto entienda que la ciencia es un motor de cambio social. Falta alguien que ordene y dirija “el circo actual”. No es posible que el presupuesto para ciencia se encuentre metido en un rincón olvidado del MINEDUC. Faltan oportunidades para los científicos jóvenes. Hay mucho espacio mal utilizado y dineros mal gestionados. Para todo eso, se necesita establecer normas, protocolos, un orden y lo más importante: fiscalización y evaluación.
¿Cómo se puede dar prioridad a la discusión del desarrollo científico y tecnológico en nuestro país?
Primero, debemos creernos el cuento, es decir, que lo que hacemos es importante para la sociedad y que generará cambios a largo plazo. Segundo, debemos ser capaces (los científicos) de hablar y, más importante aún, de ser escuchados para tener injerencia en las discusiones políticas que involucran a la ciencia. Por ejemplo, deberíamos participar en comisiones asesoras parlamentarias para asegurar que las políticas públicas sean formuladas en base a evidencias. Tercero, debemos implementar una cultura científica en el país desde los niveles pre-escolares. Debemos saber desde pequeños que la ciencia está en todos los ámbitos de nuestro ser, desde ir a comprar el pan hasta cargar la tarjeta BIP. Es necesario que los canales de televisión en materia de ciencia y tecnología no se restrinjan a programas extranjeros o a la “Tierra en que vivimos” (que por cierto fue un programa increíble), sino que más bien muestren qué estamos realizando los científicos y cómo esto impacta a la sociedad chilena.
En Chile, hay un número importante de investigadores trabajando con boletas de honorarios y no sujetos a un contrato que les otorgue estabilidad y tranquilidad ¿Qué opinión tiene al respecto? ¿Cree que eso es un punto importante al momento de comprender cómo estamos progresando en aspectos de investigación e innovación?
Esto es un síntoma más del caos que se vive día a día en materia de ciencia y tecnología. Esto no es un tema nuevo, desde la creación de FONDECYT, en 1984, se estableció que el personal de apoyo debe ser contratado a honorarios, sin contrato de trabajo, previsión, ni salud. En resumen, sin derechos. Esto también es válido para los profesionales en postgrado como magíster y doctorados, incluso para quienes están realizando sus post-doctorados. Pero para ser justos, también hay que destacar posibles soluciones, por ejemplo, generar contratos de plazo fijo o por obra, a través de las entidades que se adjudican los proyectos.
Usted es el coordinador nacional de Más ciencia para Chile, en ese sentido ¿cuál es el mensaje que entrega a la comunidad científica, estudiantes y profesionales nuevos sobre el panorama actual?
Cada uno de nosotros tiene el potencial de generar cambios en la sociedad. Tenemos que pensar en el bien común y no en intereses individuales. Desde sus inicios, la “familia científica” de Chile vino de los estratos socio-económicos más altos de nuestro país. Sin embargo, la heterogeneidad de quienes hoy pertenecen a esta familia ha enriquecido la discusión y se abren nuevas preguntas sobre necesidades que antes no se notaban. Es por esto que yo incentivo a la gente de ciencia a que sean críticos de su situación y que sean protagonistas de los cambios que necesita la sociedad.
Usted se ha vinculado a la virología para comprender cómo funcionan microorganismos que pueden ser peligrosos. La sociedad en general tiene una gran confusión en estos temas, producto del desconocimiento. Aprovechemos entonces de repasar algunos aspectos básicos. ¿Cuál es la diferencia entre un virus y una bacteria? ¿Es un virus una célula, por ejemplo?
Mucha gente cree que un virus y una bacteria es lo mismo, incluso que ambas se pueden combatir con antibióticos. Esta confusión es normal ya que básicamente ambos pueden causar enfermedades. Pero es la estructura y el metabolismo los que hacen la diferencia. Los virus son hasta cien veces más pequeños que las bacterias, aunque en los últimos años se han descubiertos virus de gran tamaño. Además, los virus son parásitos que necesariamente requieren estar dentro de un hospedero, es decir, una célula infectada para multiplicarse. Las bacterias, en cambio, tienen todos los elementos necesarios para hacerlo por sí mismas, independiente de su hospedero. Es por eso que un virus no puede ser considerado una célula, mientras que una bacteria sí.
¿Cuál o cuáles son los mecanismos de transmisión de los virus?
Tenemos que entender que la piel es el mayor órgano del cuerpo y su densa capa externa de queratina constituye una barrera para el ingreso de los virus. Sin embargo lesiones en la piel como mordeduras, cortes, heridas o abrasiones pueden constituir una puerta de entrada para una infección viral. Por el contrario, la mucosa epitelial, que cubre los conductos respiratorios, gastrointestinales y urogenitales, así como la membrana transparente que cubre la parte blanca del ojo y los párpados, carecen de esta capa protectora. Esto los convierte en el lugar inicial para la infección ocasionada por muchos virus.
Existe mucha desinformación en torno a los mecanismos de transmisión del VIH, tanto así que hay personas que piensan que los portadores de VIH pueden contagiar con sólo un estornudo. Entonces es apropiado entender algunos aspectos fundamentales. Por ejemplo, ¿cuál es la diferencia entre ser portador y tener SIDA?
La desinformación es fatal en este caso y también hay que desmitificar algunas creencias. Todavía en Chile ser portador de VIH significa exclusión social. Para muchos es peor tener VIH que padecer cáncer. La transmisión del VIH sólo es efectiva cuando una persona infectada comparte fluidos corporales con otra persona, por ejemplo, sangre, semen, secreciones vaginales, secreciones rectales o leche materna.
Básicamente, ser portador del virus o ser “seropositivo” significa que se puede transmitir el agente causante de la enfermedad. Sin embargo, la persona todavía no ha presentado la patología, lo que puede tardar varios años y hasta entonces no presentar ningún síntoma. Tener SIDA o Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida es la fase final de la infección por VIH, cuando la enfermedad ya se ha desarrollado.
¿Sigue investigando sobre el VIH? ¿En qué está enfocando su tema de investigación ahora?
Actualmente se gastan billones de dólares en I+D para nuevos fármacos anti-VIH. Sin embargo, el mayor enemigo de la terapia anti-VIH, o terapia anti-retroviral, es la aparición de cepas de virus resistentes a estos tratamientos. Por eso, nosotros estamos buscando nuevas estrategias para combatir la infección viral. Lo hacemos por medio de fármacos que regulan procesos celulares importantes para la replicación del virus y la aparición de cepas resistentes. Estos fármacos ya han sido aprobados por la Food and Drug Administration,FDA, de Estados Unidos para tratar otras patologías. Entre estos fármacos están las drogas que impiden el desarrollo de células cancerígenas, usadas en quimioterapia. Así intentamos identificar nuevos blancos terapéuticos.
¿Cuáles son los desafíos y expectativas de esta investigación?
Ambos son bastante ambiciosos porque si logramos identificar una droga con propiedades antivirales, que ya es utilizada para otras patologías, sería muy rápido entrar en ensayos clínicos. Además, se pueden “matar dos pájaros de un tiro”, es decir, un paciente con cáncer y portador de VIH podría ser tratado con una droga única. Lo interesante es que este proyecto ha logrado colaboraciones con programas de drogas anti-cancerígenas usados actualmente en nuestro país.
¿Cuál el trabajo de “Más ciencia para Chile”?
Si tienen ganas de popularizar la ciencia, los invito a participar del movimiento ciudadano Más Ciencia para Chile (www.mascienciaparachile.cl), que en los últimos años, tiene presencia regional en Antofagasta, Valparaíso, Concepción, Temuco y Santiago. Prontamente, espero que estemos en Valdivia y Puerto Montt.
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