A pocos días del cambio de hora que se efectuará en territorio nacional, la Sociedad de Biología de Chile conversó con el Dr. Adrián Ocampo, quien es experto en Cronobiología.
El Dr. Adrián Ocampo es Médico Cirujano y Doctor en Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile. Actualmente trabaja como Profesor Asociado del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) y su área de investigación se relaciona con los aspectos cronobiológicos del ciclo sueño-vigilia.
Según el especialista: “El origen evolutivo de nuestro linaje se traza en la región tropical de África. De este linaje nuestra especie heredó un modo de vida diurno en un ambiente sometido a un ciclo de 12 horas de día, y 12 de noche. Toda nuestra evolución biológica ha transcurrido optimizando el rendimiento de nuestra vigilia diurna y protegiendo el sueño nocturno. Estudios recientes en culturas de cazadores recolectores contemporáneos muestran que, en condiciones naturales, somos una especie diurna estricta”.
¿Cuáles son los efectos biológicos implicados con el cambio de horario?
El tema es complejo y posee al menos tres dimensiones de estudio, una de ellas tiene relación con los relojes biológicos circadianos (que poseen un período cercano a 24 horas), los cuales organizan la conducta, la fisiología y el metabolismo del individuo en el marco temporal.
Nuestros relojes circadianos permiten predecir los momentos críticos, (amanecer, atardecer, alimentación, etc.) de tal forma que nuestro organismo actúe de manera anticipatoria, preparándolo para enfrentar el día y la noche.
Otra dimensión está vinculada con las cuotas de sueño y vigilia necesarias para un óptimo rendimiento del organismo, que pueden ser afectadas por el cambio horario.
La tercera dimensión está relacionada con el efecto que tiene este cambio sobre los patrones temporales de la actividad metabólica y endocrina. Todos estos procesos están interrelacionados y responden de manera diversa, dependiendo de la magnitud y contexto en que ocurran.
El Dr. Ocampo plantea que dadas las importantes consecuencias en la biología humana, toda decisión en torno a cambiar o mantener el régimen horario requiere de un análisis que incorpore a especialistas que permitan comprender en profundidad el impacto en la salud.
¿Qué efectos tuvo el mantener un horario fijo durante el año pasado?
Al mantener fijo el horario de verano durante el invierno, el amanecer se desplazó hacia las horas de la mañana.
En los humanos el amanecer es la fase más importante para que nuestros relojes se sincronicen con el ciclo día-noche. Específicamente es en el amanecer cuando nuestro reloj principal, localizado en el hipotálamo y que está conectado directamente con la retina, adelanta nuestro tiempo biológico. Para los humanos es crítico, porque nuestro reloj tiende espontáneamente a atrasarse, ya que su período natural es mayor a las 24 horas. Si no recibimos la luz del sol o una cantidad importante de iluminación al amanecer, el organismo se comporta como si aún fuese de noche, haciendo que nuestro rendimiento cognitivo, metabólico etc. se desacople de la hora local. Entonces, cuando se tomó la determinación de mantener el horario fijo, obligamos al cerebro a vivir como si fuese día lo que el cuerpo experimenta como si aún fuese parte de la noche.
En consecuencia, como lo natural en el humano es dormir de noche, nuestro cuerpo fue obligado durante el invierno pasado a despertarse antes de la hora que naturalmente le correspondería según el amanecer. Esa privación de sueño, al ser acumulativa, eventualmente puede generar una deuda que el organismo no es capaz de absorber, con consecuencias posiblemente catastróficas en sujetos vulnerables. En suma, es deseable un ajuste que retrase el horario local en el paso del verano al invierno para alinear el amanecer con el inicio de la actividad de la población. Es lo que hacen las poblaciones humanas en condiciones naturales, levantándose más tarde en el invierno.
¿Es necesario que se produzca un cambio cultural en torno al tema?
Creo que van a pasar varios años para que la sociedad entienda la relevancia de proteger nuestros ritmos biológicos. Mira lo que pasó con el tabaco. La población tardó varias décadas en comprender las consecuencias deletéreas en la salud de un hábito culturalmente aceptado. Pasaron años y mucho esfuerzo de la comunidad del ámbito de la salud para que palabras como “carcinógeno” se instalaran en el uso popular, lo que finalmente ha permitido el diseño de políticas y legislaciones que protegen a la población.
La investigación en el campo de los ritmos biológicos y el sueño será muy relevante para poder generar este cambio cultural. Tenemos que hacer un trabajo de educación importante, y enseñar que, al afectar los ritmos biológicos, entre ellos el del ciclo sueño-vigilia, estamos provocando una intervención mayor en la salud de las personas. Un concepto emergente en el ámbito de la medicina de los ritmos biológicos es el de cronodisrupción, donde la pérdida de la organización temporal del organismo es considerada causa eficiente de trastornos. En ese sentido, estudios epidemiológicos en el mundo han determinado que alteraciones en los periodos de sueño y vigilia pueden producir una vulnerabilidad biológica mayor en distintos ámbitos de la medicina, por ejemplo, en trastornos neuro-psiquiátricos, endocrinológicos e incluso inmunológicos. Hoy existe un debate al respecto.
¿Es positivo el cambio de hora que se producirá este 14 de mayo?
Creo que los expertos coinciden en que desde el punto de vista biológico es una medida adecuada porque permite alinear el ritmo de la población al marco temporal del amanecer.
La luz artificial de uso corriente no es capaz de reemplazar el estímulo de la luz natural sobre nuestro reloj, tanto por la intensidad de la luz como por las propiedades espectrales de la luz de amanecer. Esperamos que en la primavera tengamos otro ajuste, en sentido contrario.
¿Los chilenos duermen poco?
Los pocos estudios poblacionales disponibles muestran que al menos en Santiago la gente duerme menos tiempo que las 8 horas recomendadas. En particular durante los días laborales, la población duerme varias horas menos del tiempo que le corresponde, de 5 a 7 horas. Si lo analizamos así, son de 1 a 3 horas menos por noche, lo que tiene un negativo efecto acumulativo. Si bien durante el fin de semana puedes compensar cuantitativamente parte de esa deuda de sueño, hay efectos secundarios, particularmente de tipo metabólico, que no serán compensados. La deuda acumulada de sueño, producto de la restricción crónica de sueño, podría estar relacionada con la alta prevalencia de patologías tales como la obesidad, hipertensión y diabetes.
Falta aún mucho por saber respecto de los hábitos de sueño de los chilenos y su impacto en la salud pública.
Fuente: Patricio Grunert Alarcón, Todos los derechos reservados. ®
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