La investigadora Sandra Pascoe, de la Universidad del Valle de Atemajac (Guadalajara, México), utilizó los monosacaridos y polisacáricos contenidos en el jugo de Opuntia ficus indica, comúnmente comercializada por su fruto, la tuna. A partir de estos azúcares, más la pectina y los ácidos grasos propios de la planta, junto con ceras naturales, proteínas y colorantes se genera un material sólido en forma de láminas de plástico. Este material es muyfácil de degradar, hasta el momento han realizado la prueba con agua y se disuelve completamente.