El intestino humano está formado por más de 40 metros cuadrados de tejido, con multitud de pliegues en su superficie interna que se asemejan a valles y picos de montañas con el fin de aumentar la absorción de nutrientes. El intestino también tiene la característica única de estar en un estado continuo de autorrenovación. Esto significa que aproximadamente cada 5 días se renuevan todas las células de sus paredes internas para garantizar un correcto funcionamiento intestinal. Hasta ahora, los científicos sabían que esta renovación podría producirse gracias a las células madre, que están protegidas en las llamadas criptas intestinales, y que dan lugar a nuevas células diferenciadas. Sin embargo, se desconocía el proceso que conduce a la forma cóncava de las criptas y la migración de nuevas células hacia los picos intestinales.
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