Desde marzo pasado, equipos de investigación de todo el mundo han rastreado los genomas de más de 100.000 personas con COVID-19, con la esperanza de encontrar pistas genéticas sobre quiénes serán los más afectados por una infección con el virus SARS-CoV-2. Lo que surgió de este esfuerzo es una docena de variantes genéticas que tienen una fuerte asociación estadística con las posibilidades de una persona de desarrollar COVID-19 y enfermarse gravemente de la enfermedad, informan los equipos en un análisis resumido publicado el 8 de julio en Nature.