De acuerdo a un nuevo estudio realizado en 22 viñedos de la zona central de Chile y publicado en la revista Diversity, los remanentes de vegetación nativa en los viñedos sirven como corredor biológico para las distintas especies y conservan los servicios ecosistémicos que benefician la producción vitivinícola, en una zona muy amenazada por la sequía y la deforestación. La conservación de estas franjas dependen de la intención de cada productor. Investigadores señalan la necesidad de un plan de ordenamiento territorial a nivel del paisaje nacional.
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