La Dra. Alexia Núñez es Profesora Asistente del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile. De formación Bioquímica y, Doctora en Neurociencias de la Universidad de Maryland, la investigadora ha desarrollado una vasta trayectoria en el estudio del Sistema Quimiosensorial, el cual es el encargado de recibir las señales olfatorias y luego traducirlas en el Sistema Nervioso Central de nuestro organismo.
En ese sentido, y relacionado con la coyuntura sanitaria mundial, se ha descrito en la literatura que el Coronavirus afecta dicho sistema produciendo una serie de cuadros inflamatorios en el epitelio nasal, los cuales desencadenan disminución en la capacidad de oler. Dicha sintomatología constituye una oportunidad de estudio y avance en los mecanismos de detección del contagioso virus que tiene al mundo enfrentado a una crisis de proporciones. En este nada auspicioso panorama, y justamente con el afán de aportar desde la investigación básica y aplicada, existe una agrupación internacional llamada: “Consorcio Global Para la Investigación Quimiosensorial (GCCR)” (https://gcchemosensr.org/), cuya episteme es producto de la indagación en la sintomatología de SARS-CoV-2.
“Este consorcio se creó durante la actual pandemia de Coronavirus que atraviesa el mundo, tomando fuerza gracias a la existencia de numerosos reportes de pérdida de olfato como un síntoma recurrente en pacientes positivos. Bajo este escenario, mi entrada al grupo tiene su origen en la búsqueda de colaboradores que estaba efectuando para establecer una red nacional sobre la pérdida de olfato y Coronavirus. Fue así como me contacté con el Dr. Diego Restrepo, mi tutor de postdoctorado en la Universidad de Colorado, y él, ya para finales de marzo, me invitó a participar de GCCR. Hoy en día, es un consorcio internacional que incluye a decenas de investigadores y personal de la salud; con más de 529 miembros provenientes de 55 países. De hecho, generamos encuestas en línea, que sirven como herramienta para estudiar la relación entre COVID-19 y olfato, se siguen traduciendo a múltiples idiomas”, indica la Dra. Alexia Núñez.
A lo largo de su carrera la Dra. Núñez ha estudiado cómo el cerebro procesa y traduce la información que proviene del medio ambiente, utilizando el sistema olfatorio como modelo experimental. “He estado muy ligada con el tema olfatorio, y en todos estos años, es la primera oportunidad que se presenta para utilizar dicho conocimiento de ciencia básica para el bien de la comunidad en general en un contexto de emergencia”, acota.
Neuronas olfatorias y células sustentaculares
Los seres humanos tenemos la capacidad de oler gracias a las neuronas olfatorias que se encuentran en el epitelio de la nariz (adentro de la nariz), y justo en la parte donde reposan los lentes ópticos, existe una estructura llamada Epitelio Olfatorio, allí están las neuronas sensoriales que son las que detectarán e interactuarán con los odorantes.
“Los odorantes son moléculas volátiles que ingresan a la nariz a través del aire inhalado. Estas moléculas interactúan con unos receptores particulares del epitelio olfatorio y éste transduce la información: de olor a señal eléctrica que llegará al cerebro. Este epitelio, no está solamente compuesto por neuronas olfatorias, sino que hay una serie de otras células que acompañan a las neuronas para que puedan desarrollar su función; un ejemplo de ello son las Células Sustentaculares, que están muy ordenadas en el epitelio. Cabe destacar que inicialmente se pensaba que dichas células estaban solo para dar estructura al epitelio, sin embargo, en la actualidad, se conoce su crítica función para traducir el mensaje hacia el Sistema Nervioso Central (SNC)”, explica la académica de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile.
Ingreso de SARS-CoV-2 vía olfatoria
Para infectar a la célula, el coronavirus tiene una proteína S (Spike Protein) que interactúa con unos receptores llamados ACE2, los cuales están presentes en algunas células. Esta proteína vírica interactuará con el receptor y se producirá la infección. “Se ha descrito que las células sustentaculares tienen este receptor presente y está originando un proceso infeccioso en el epitelio olfatorio que estaría produciendo una inflamación y a su vez desacoplamiento de función y/o muerte neuronal. Esto es muy interesante, ya que no solamente esta descrito que SARS-CoV-2 se encuentra en el epitelio olfatorio, sino que se ha encontrado ARN viral en el SNC y una de las hipótesis que se barajan, es que la infección que se realiza en el cerebro podría ser a través del epitelio olfatorio”, enfatiza.
Bajo los hechos de que los pacientes infectados con coronavirus tienen síntomas neurológicos, tales como dolor de cabeza, náuseas y hasta cuadros epilépticos, surgieron teorías que explican cómo el virus llega al cerebro, ya sea a través del epitelio olfatorio, la barrera hematoencefálica o pasando de célula en célula retrógradamente.
“Hay evidencia que muestra que la pérdida de olfato es uno de los primeros síntomas que presenta un paciente con coronavirus, y hay otras que incluso muestran que es el único síntoma. La comunidad científica comenzó a manifestar la importancia de este síntoma y se comenzó a discutir en muchos países. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud también incluyó la pérdida de olfato como uno de los síntomas a considerar en personas contagiadas por Coronavirus”, finaliza.
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Hace algunas semanas, canales de televisión y redes sociales dieron a conocer un video de un agricultor de la Región Metropolitana donde mostraba una avispa que, según sus palabras, era más grande de lo normal. “Son como 3 chaquetas amarillas”, sostuvo. Frente al acontecimiento, se despertó la alarma del Servicio Agrícola Ganadero (SAG); entidad que, luego de estudiar el caso, descartó que la avispa correspondiese a la especie Vespa mandarinia, y si a la especie Vespa orientalis.
“En parte la opinión pública se confundió porque en el mismo momento que se dio a conocer el video del agricultor, apareció la noticia que encontraron un nido o colonia de Vespa mandarinia en el Estado de Washington, Estados Unidos”, explica el Dr. Fabián Jaksic, Premio Nacional de Ciencias Naturales.
La avispa Vespa mandarinia es la más grande del mundo, llegando a medir 4 centímetros de longitud, en tanto que otras avispas, como por ejemplo la “Chaqueta Amarilla”, no alcanza los 2 centímetros. Frente al caso del conocido video, si bien la avispa era más grande de lo normal, no alcanzaba las proporciones, a ojos de expertos, de la Vespa mandarinia; sino de una Vespa orientalis, lo cual es novedoso para el destacado Senior Ecologist, quien además narra la historia de la especie Vespula germanica (Chaqueta Amarilla).
“Se piensa que la especie Vespula germanica llegó a Chile en la década del ´60, arribando en las costas de Valparaíso. Ahora bien, esta avispa no llegó sola, puede que haya llegado en colonia, o bien, llegó una avispa reina fecundada, y eso bastó para generar los números de chaquetas amarillas que tenemos hoy en la actualidad (medio siglo después de su “desembarque”)”, explica el Dr. Jaksic.
Bajo este escenario ecológico, los barcos de carga son grandes responsables de estas invasiones biológicas. Estos gigantes de acero, que navegan miles de kilómetros por diferentes océanos, llevan en su interior miles de contenedores que, no solo tienen en su interior lo que “deben llevar”, sino que, más de algún “polizón”. “Basta que estos barcos que, generalmente provienen de Asia o Europa, contengan en su interior solo una reina avispa fecundada para que forme una colonia. En ese aspecto, y en términos del ingreso de estas especies a nuestro país, cabe destacar que la mayor parte de los barcos traen cerca de 6.500 contenedores; tomando en cuenta que, generalmente hay de 3 a 4 barcos en el Puerto de Valparaíso, podemos encontrar cerca de 20.000 contenedores en una sola bahía de nuestro país”, enfatiza el Premio Nacional.
La fiscalización de estos contenedores es clave; sin embargo, el ¿cómo se revisan? es la pregunta que se debe analizar, ya que, si bien la autoridad sanitaria tiene sus procedimientos, estos no pueden asegurar la revisión del 100% de los contenedores. “Por supuesto que a las entidades fiscalizadoras se les puede arrancar un nido pequeño de avispas en una inmensidad de contenedores, los cuales no vienen vacíos, sino que traen cajas en su interior. De hecho, es casi milagroso que no sigan llegando más de estas especies invasoras”, indica el Dr. Jaksic.
El Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Biológicas, explica que estas plagas son muy difíciles de detener de hecho, probablemente, esta pudo haber sido la hoja de ruta de invasión ejecutada por la especie de avispa Vespa orientalis. “La avispa Vespa orientalis es de naturaleza depredadora y lamentablemente, tiene una dieta balanceada de proteína animal y de carbohidratos; por tal motivo, una colonia de abejas es el lugar perfecto para saciar sus requerimientos alimenticios. Estas avispas, se alimentan de las larvas de las abejas y la miel; son muy peligrosas para las colmenas”, profundiza.
Sobre la “Chaqueta amarilla”
La chaqueta amarilla es una avispa muy conocida en Chile, y bajo este aspecto, se han realizado diversos estudios para calcular su impacto ecológico e incluso, económico. “Existe un libro, editado por la Universidad de Chile, donde se hizo una estimación gruesa de cuánto daño ha hecho esta especie a la economía. Para ello se analizó la situación de la Reserva Nacional Río Clarillo. Mucha gente va a realizar parrilladas a esta reserva; sin embargo, cuando hay muchas chaquetas amarillas, basta con sacar un pedazo de carne a la intemperie para que cientos de ellas hagan imposible la estadía, produciendo que las personas se tengan que ir. En ese sentido, el Ministerio de Medio Ambiente hizo un estudio en el cual se calcularon cuántas entradas vendían en tiempos de muchas de estas avispas; se encontraron con que, en época de muchas chaquetas amarillas se vendían pocas entradas y, por el contrario, en época de pocas de estas avispas, existía una mayor cantidad de tickets vendidos”, explica. Por diferencia se puede calcular el costo directo de tener una plaga de avispas en la Reserva.
Por otro lado, el Dr. Jaksic señala que estos insectos son coloniales y cuando tienen que atacar, lo hacen en equipo. Todas las que pertenecen a una colonia son hermanas y provienen de la misma avispa reina que se cruzó una sola vez con un “avispo”, equivalente al zángano en el universo de las abejas. Con esa inseminación, es capaz de dar a luz a una inmensa cantidad de ellas. “Todas las avispas obreras atienden a la madre, pero esto está lejos de ser un acto bondadoso, ya que en el fondo lo único que les interesa de la avispa reina es que tenga más hermanas para ellas, ya que entre más sean, mejor regulan la temperatura en la madriguera, más alimento guardan y más recursos obtienen; la avispa madre es una prisionera de sus hijas, no las dejan salir de su nido”, finaliza el Dr. Jaksic.
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La pandemia del coronavirus, conocido también como SARSCoV2 o COVID-19, ha sido probablemente una de las mayores crisis sanitarias de las últimas décadas, azotando con fuerza en continentes como Europa y América.
Con más de 5 millones de contagiados y cientos de miles de fallecidos, este virus respiratorio ha significado un enorme desafío para las autoridades de cada país, quienes, en conjunto con organismos internacionales y personal de la salud, han tenido que tratar de generar estrategias que aplaquen la temida curva exponencial.
En Chile la situación se ha tornado compleja, y si bien nuestras autoridades sanitarias han sido felicitadas por países como Estados Unidos, en cuanto al manejo de la pandemia, hay voces, sobre todo del mundo académico y científico, que señalan una cierta lentitud del Estado para declarar medidas drásticas que ayuden a frenar la propagación del contagio. La llamada: Cuarentena total.
“Yo creo que Chile, si realizamos una evaluación temporal, comenzó reaccionando de una manera pasiva frente al Coronavirus, respondiendo principalmente a lo que dictaba el panorama mundial. El primer caso se detectó el martes 3 de marzo y hay evidencia de que existían contagiados desde febrero, de tal manera que las intervenciones epidemiológicas fueron muy vagas y generales. Principalmente, medidas de higiene como el lavado de manos”, explica el Dr. Mauricio Canals, doctor en Sistemática y Biodiversidad de la Universidad de Concepción.
Según el académico, miembro de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, hubo un cambio a mediados de marzo en la forma en cómo se manejaba esta crisis, esto comenzó cuando se dio una alerta desde el Colegio Médico, las Organizaciones Sociales y Municipalidades. Voces de alerta que sirvieron para el surgimiento de medidas más eficientes. En ese sentido, una de las decisiones gubernamentales que significaron un cambio en la reproducción de la epidemia, fue el cierre de colegios y universidades.
“Al principio la pandemia en nuestro país comenzó creciendo con un número reproductivo efectivo de 2.38, y en esa oportunidad, se produjo un quiebre de la curva que se mantuvo por bastante tiempo. Sin embargo, hace un tiempo, y desde que había bajado el número reproductivo efectivo a 1.06, el porcentaje se ha vuelto a acelerar y está en 1.38. Hemos pasado de una situación de un lento actuar a un correcto actuar, pero actualmente nos encontramos en un proceso de aceleración”, acota el Dr. Canals.
En la opinión del Médico Cirujano de la Universidad de Chile, con maestría en Bioestadística y Ciencias Biológicas, fue la estrategia comunicacional la que falló, al acuñar el término: Nueva Normalidad. “Este concepto, dio una falsa sensación de seguridad y la población dejó de temerle a esta epidemia, lo cual se incentivó por el periodo de semana santa y primero de mayo, produciendo una falta del distanciamiento y movilidad social. Bajo este escenario, diría que hemos pasado tres grandes etapas en esta pandemia como país; la primera fase asociada a una lenta respuesta sanitaria, la segunda es una acertada seguidilla de intervenciones epidemiológicas y la tercera fase, corresponde a la actual aceleración”, explica.
Si bien el concepto de “Nueva Normalidad” ha sido un término global empleado y dictado por organismos internacionales, no cabe duda de que produjo un antes y después en la manera de actuar de la ciudadanía frente a la pandemia. “La sociedad reacciona con maniobras conductuales que son muy curiosas, en ese sentido, hay algo muy interesante cuando analizamos la epidemia, y es que la población, en cuanto se anunció el cierre de los colegios, disminuyó su movilidad al 50%, y no solo porque cerraron los establecimientos, sino porque produjo una sensación de alarma y la misma ciudadanía retrajo su capacidad de movilización. Entonces, muchas veces las estrategias comunicacionales tienen ese efecto”, indica el Dr. Mauricio Canals.
Frente al mensaje que ha dado tanto el Estado como los medios de comunicación, el Dr. Mauricio Canals considera que ha sido algo confuso, y la sinergia entre ambos no se ha dado en muchas ocasiones, mezclando argumentos y confundiendo a las audiencias. “Ha habido una confusión, y uno de los factores que la propician es la mezcla de los argumentos económicos con los sanitarios. Bajo este escenario, la explicación muchas veces ha sido que la relación entre la economía y la salud es bilateral, es decir: sin economía no hay salud y sin salud no hay economía, sin embargo, mezclar esos conceptos es generar más confusión y preocupación en la población. Estar diciendo que esto será un desastre económico hace que la gente diga: ´bueno yo necesito comer, por lo tanto, me arriesgo´. La ciudadanía se vuelve temeraria”, enfatiza.
Por otro lado, muchos expertos sostienen que más que el virus en sí, el problema grave es la epidemia y el colapso en el sistema de salud que producirá y que está produciendo, dado a la rápida propagación de la crisis sanitaria.
“La enfermedad respiratoria producida por coronavirus tiene una tasa de mortalidad de 1.38, con un intervalo de confianza, y entonces uno dice, es una neumonía severa ya que no es tan letal como una Neoplasia, Tuberculosis, Malaria, Dengue Hemorrágico o el mismo virus del HIV, enfermedades que son muchísimos más graves que lo que va a producir el COVID-19. El problema está en el número de casos por unidad de tiempo, que es lo que llamamos epidemia, saturando el sistema de salud y agregando una mortalidad innecesaria que va a ir por sobre ese 1.38, dado a que no tendremos los recursos para tartar este tipo de pacientes. Es ahí donde se produce un efecto dominó, ya que se saturan las Unidades de Cuidados Intensivos de los hospitales y clínicas, y al suceder ello, aquellos pacientes que las requerirán por sus propias patologías no van a tener el acceso y aumentarán los decesos. En ese sentido, las intervenciones sanitarias están dirigidas a reducir la carga sobre el sistema de salud, y mientras no haya tratamiento ni vacuna, esa es la misión en materia epidemiológica”, finaliza.
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En el Núcleo Milenio de Enfermedades Asociadas a Canales Iónicos (MiNICAD), se ha demostrado el importante rol de una proteína en la regulación de la actividad de un canal iónico vinculado con procesos de migración celular.
Este centro, que reúne a más de 89 colaboradores, entre académicos, estudiantes y personal administrativo, es parte de la Iniciativa Científica Milenio, programa de incentivo a la investigación asociativa que se encuentra bajo el alero de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, parte del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación del Gobierno de Chile.
MiNICAD es dirigido por el Dr. Oscar Cerda, Ingeniero en Biotecnología Molecular y Doctor en Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile. Actualmente, es Profesor Asociado del Programa de Biología Celular y Molecular del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la misma casa de estudios.
“Durante sus casi 3 años de funcionamiento, MiNICAD ha producido 56 artículos científicos, los cuales han sido publicados en revistas de alto impacto. Por otro lado, el centro ya ha formado a decenas de jóvenes en los campos de la Biología Celular y Molecular, Electrofisiología, Biofísica, Bioquímica y Bioinformática. Además, las y los investigadoras e investigadores del Núcleo pertenecen a las más prestigiosas universidades del país, distribuidas en 3 diferentes regiones. Esto ha permitido una efectiva descentralización del conocimiento y la formación de redes de colaboración”, comentó el Dr. Oscar Cerda.
TRPM4 Y KCTD5
En su laboratorio se estudian las bases celulares y moleculares de fisiopatologías como el cáncer de mama y melanoma, y de procesos fisiológicos como la reparación tisular. Estos conocimientos son obtenidos a partir del estudio de la acción biológica que tiene una familia específica de canales iónicos -proteínas de transmembrana que permiten el flujo de iones entre el medio intra y extracelular y viceversa- en el organismo. La familia en particular de canales iónicos que estudian los científicos de MiNICAD, se nombra bajo el acrónimo: TRP (Transient Receptor Potential).
“Enfocar nuestra investigación en los canales TRP nos ha permitido profundizar en sus funciones, comprendiendo sus estructuras y además generando asociaciones que permiten visualizar las interacciones -a nivel molecular- de estas estructuras de naturaleza proteica, manteniendo implicación en procesos de migración celular, cáncer y reparación de heridas, por ejemplo”, señala el Dr. Cerda.
Hallazgos
Recientemente el equipo del Dr. Cerda, en colaboración con los Dres. Diego Varela, Mónica Cáceres, Wendy González, Ariela Vergara y Horacio Poblete, todos ellos investigadores del Núcleo Milenio MiNICAD, y también otros científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Universidad de Talca, Universidad de Aysén, Instituto de Neurociencia Biomédica, Centro de Gerociencia, Salud Mental y Metabolismo, Núcleo Milenio de la Materia Activa y la Universidad de California Davis, descubrieron una proteína que regula la actividad del canal iónico TRPM4, en la que se especializa el Dr. Cerda. “Este canal (TRPM4) permea cationes como sodio y potasio de manera no selectiva y se activa por el ion calcio (Ca2+)”, explica el académico.
El artículo “KCTD5, a novel TRPM4‐regulatory protein required for cell migration as a new predictor for breast cancer prognosis”, fue publicado en la prestigiosa revista de la Federación de Sociedades Científicas para Biología Experimental, FASEB Journal. En la investigación, los científicos y científicas, comprobaron que la proteína bajo las iniciales de “KCTD5” (Potassium Channel Tetramerization Domain Containing 5), regula la actividad del canal TRPM4 en procesos de migración celular.
A partir de experimentos de proteómica, se identificó que KCTD5 interacciona con este canal, regulando su sensibilidad a Ca2+. Así, KCTD5 es un nuevo regulador positivo de TRPM4, lo que cobra especial importancia en patologías relacionadas a la actividad alterada de este canal. En este contexto, el grupo de trabajo demostró que esta interacción regula la migración celular usando modelos in vitro e in vivo. Además, demostraron que ambas proteínas interaccionan en células de cáncer de mama y que la expresión de ellas se correlaciona con el desarrollo de la enfermedad en muestras de pacientes, por lo que el hallazgo además serviría como una herramienta predictiva de cáncer de mama de tipo triple negativo. “Nosotros veníamos trabajando en la interacción KCTD5-TRPM4 hace algún tiempo, y si bien teníamos conocimiento que una de ellas (KCTD5) intercede en la regulación de la otra (TRPM4), poder comprobarlo y publicarlo es algo muy gratificante”, acota.
Todo es preliminar
Uno de los sellos de los laboratorios de MiNICAD es la cautela en los resultados que arrojan las investigaciones, por este motivo, el Dr. Oscar Cerda enfatiza que todos los datos entregados gracias a este artículo son preliminares y corresponden a un tipo específico de cáncer de mama. De igual manera, el modelo predictivo que se podría desarrollar mediante la utilización de KCTD5 en interacción con el canal TRPM4.
“Si bien en la actualidad es común y simple decir que a partir de un nuevo hallazgo científico se ha encontrado una cura o un nuevo diagnóstico, debemos ser muy cuidadosos. Estos datos abren nuevas avenidas a posibles métodos de diagnóstico y tratamiento para el cáncer de mama, especialmente del tipo triple negativo que es el de peor pronóstico. Sin embargo, aún es necesario expandir el estudio en cuanto al número de pacientes estudiados y, por cierto, profundizar en los mecanismos dependientes de la actividad de estas proteínas en conjunto. Una vez que logremos avanzar en ello, eventualmente podremos sacar conclusiones relativas al poder diagnóstico de la coincidencia del incremento de la expresión de estas proteínas y su potencial terapéutico”, finaliza.
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El Manifiesto del Antropoceno nace desde la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), lugar donde se quiso abrir el debate de lo que significa este concepto desde un punto de vista interdisciplinario. En ese sentido, se coordinó un grupo de trabajo que aunó muchos puntos de vista, bajo la discusión de entender el significado de vivir esta etapa de la vida en la Tierra. La discusión fue mucho más allá del quehacer científico, y buscó configurar una fuerza de desarrollo para la sociedad del futuro.
“Una de las cosas en la que hicimos hincapié fue en cómo la actividad humana globalizada es el motor del Antropoceno, estando ligada directamente a la cantidad de habitantes de nuestra especie que hay sobre la superficie terrestre. Es muy probable que en 10.000 años más, las huellas que hayamos dejado serán perfectamente detectables en el futuro registro geológico”, explica el Dr. Claudio Latorre, académico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la PUC.
Bajo esta premisa, una de las críticas que se desprenden del Manifiesto del Antropoceno en Chile, está vinculada con la sociedad de consumo en que vivimos actualmente. “El único mundo donde una sociedad de consumo es posible, es una donde los recursos sean infinitos, sin embargo, la Tierra tiene recursos limitados. En este aspecto, y si bien hemos logrado desarrollar tecnologías que han permitido la extensión de estos recursos, no se puede desconocer que tal hazaña ha traído enormes y negativas consecuencias para diferentes tipos de ecosistemas. Por ejemplo, a comienzos del siglo XX, se desarrollaron procesos artificiales que permitieron la fijación de nitrógeno, y que de paso terminaron con la industria salitrera en el norte del país, propiciando un boom de crecimiento en la población que no hubiese sido posible sin esa tecnología. Por el contrario, la otra cara de la moneda fue que, esa misma tecnología, trajo consigo, cambios nada positivos en el océano y lagos de la zona, debido al escurrimiento de nutrientes que alteró los ecosistemas costeros”, enfatiza el Doctor en Ecología y Biología Evolutiva.
En el alero de este complejo escenario, muchas de las soluciones propiciadas por la tecnología han acarreado consigo determinados problemas, lo que ha demostrado la incapacidad de sostener una economía cuyo crecimiento se base en recursos infinitos sin dañar la biósfera. “La crítica que se hace desde el manifiesto, es que ese modo de ver el mundo tiene que cambiar, y eso se logra a medida que entendamos que los seres humanos somos parte de un sistema terrestre integrado, el que es fundamental para como soporte para la vida, lo cual permite que tengamos una chance de seguir sobreviviendo como la sociedad globalizada que hoy en día somos. Por lo que, si no somos capaces de cohabitar con la naturaleza, nuestra sociedad estará en peligro”, señala el Dr. Claudio Latorre.
En el mismo contexto, el Dr. Latorre se refiere a la discusión actual sobre el calentamiento global, señalando que: “Este es uno de los tantos aspectos que componen al Antropoceno, y todos estos síntomas, son producto de la manera en que los seres humanos nos hemos relacionado con la naturaleza, todo esto bajo una errada mirada de que somos únicos o especiales y que estamos por encima de todas las cosas, lo cual es una falacia, ya que los seres humanos somos parte del sistema natural, y justamente ese es uno de los argumentos sobre los cuales, como grupo de investigadores, queremos levantar conciencia. En ese sentido, lo que propone el Manifiesto es que esas cosas deben cambiar para proponer un trato para que todos los seres en este planeta puedan vivir juntos”, concluye.
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La evolución es la madre de todas las batallas. Comprender cómo han cambiado los organismos a lo largo del transcurso de la historia en la tierra, permite establecer comparaciones que ayudan a entender procesos fisiológicos y fisiopatológicos presentes en la actualidad.
En este camino, y ya por varios años, Juan Cristóbal Opazo, Licenciado en Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Doctor en Ciencias Biológicas mención Ecología también de la Pontificia Universidad Católica de Chile, ha generado variados conocimientos.
El Dr. Opazo, siempre tuvo curiosidad por la naturaleza, esto lo llevó a tener cierta certeza de que la biología era el camino adecuado: “Una vez en la universidad tuve curiosidad por distintas áreas de la biología, pero no tenía claro en que me quería especializar. De hecho, esta no definición me llevó siendo estudiante de licenciatura en ciencias biológicas a tomar muchos cursos de la malla de la carrera de bioquímica. Una vez terminados mis estudios de licenciatura, ingresé a un programa de magister en bioquímica, duré menos de un semestre, pero me di cuenta de que me gustaban las cosas moleculares, pero no como lo veían los bioquímicos. Finalmente ingresé al programa de doctorado en ciencias mención ecología en donde hice una tesis en evolución molecular, rama de la ciencia que nunca más abandoné”.
En la actualidad el doctor Opazo vive en la ciudad de Valdivia, donde realiza sus investigaciones en evolución de canales iónicos, los cuales, se ha demostrado, tienen un gran rol en la aparición de múltiples cuadros fisiopatológicos, he ahí la relevancia de comprender su historia.
¿Cuáles son sus intereses de investigación?
Mi interés de investigación es entender como evolucionan los genomas de los vertebrados. Para esto hemos estudiado patrones de ganancia y pérdida de genes, el rol de la selección natural a nivel molecular, patrones de expresión y tasas de evolución en distintos grupos de genes que cumplen funciones conocidas en la fisiología de los vertebrados. Mas en la actualidad también estamos interesados en entender las bases genéticas de la diversidad biológica, y para ellos nos hemos asociados con grupos de investigación en donde hacemos ensayos funcionales para entender las consecuencias de la variación existente en el árbol de la vida de los vertebrados.
¿Qué es lo más relevante que han descubierto en sus investigaciones?
En el transcurso de nuestra investigación hemos aportado en distintos aspectos acerca de la evolución de los genomas de los vertebrados. Dentro de los mo importante evante be¡vestigacimostrado proceso evolutivo ha reinventado la rueda innumerables veces durante la historia de losás relevantes podría destacar que nuestra investigación ha mostrado que grupos de genes que están “detrás” de distintas funciones fisiológicas de vertebrados (ej., transporte de oxígeno, trasporte de calcio) han sido reinventados múltiples veces durante la historia evolutiva del grupo. Lo anterior en lenguaje sencillo quiere decir que el proceso evolutivo ha reinventado la rueda en distintas oportunidades durante la historia de los vertebrados. También nuestro quehacer científico nos ha mostrado que la variación que alberga la diversidad de vertebrados puede dar pistas fundamentales acerca de la relación estructura-función de las moléculas, esto es algo que estamos explorando mas recientemente y que pensamos que tiene un gran potencial.
¿Por qué dedicarse a esto y no a otra cosa?
La verdad es que no lo sé por que nunca me he dedicado laboralmente a otra cosa. Lo que si puedo decir es que el trabajo científico es una actividad intelectualmente desafiante y eso me atrae. Por otro lado, y dado que hoy más que nunca la investigación se concibe como una actividad colaborativa, la oportunidad de trabajar con gente de distintos lugares es una experiencia fascinante. Finalmente, tener la oportunidad de dejar una impronta en futuras generaciones de científicos es algo que no tiene precio.
En estos momentos, el Dr. Juan Opazo se he incorporado como investigador adjunto al Núcleo Milenio de Enfermedades Asociadas a Canales Iónicos, MiNICAD, centro de investigación de excelencia, perteneciente a la Iniciativa Científica Milenio, parte del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo del Gobierno de Chile.
¿Por qué se incorporó a MiNICAD?
Mi incorporación al MiNICAD nace por lo que relataba con anterioridad, mi interés por comprender las bases genéticas de la diversidad biológica. Pienso que la variación genética existente en la diversidad de vertebrados puede entregar información fundamental acerca de la relación estructura-función, algo que está en línea con los intereses del MiNICAD. Es por esto, que la incorporación de nuestra línea de investigación al MiNICAD, pienso, es algo natural.
¿En qué cree usted aportarán las investigaciones de su equipo a MiNICAD?
Yo pienso que la incorporación de la avenida evolutiva en el quehacer del MiNICAD entrega una manera alternativa de enfrentar algunos de los objetivos del núcleo, pero además creo que le dará un toque distintivo entre los centros de investigación presentes en nuestro país donde la aproximación evolutiva no esta presente.
¿Cuáles son sus proyecciones a futuro?
En el futuro espero dirigir mi investigación hacia entender de manera experimental las bases genéticas de la diversidad biológica. Para lograr este objetivo es indispensable establecer colaboraciones con grupos de investigación que trabajen con aproximaciones complementarias a la que cultivamos nosotros. En este sentido ser parte del MiNICAD tiene un significado importante.
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Cuando la Dra. Coralia Rivas, académica de la Universidad de Concepción, comenzó a estudiar la acción de la vitamina C en células tumorales, aún no se sabía cómo ésta ingresaba a la célula. Sin embargo, en el año 1993, junto a su esposo el Dr. Juan Carlos Vera y su equipo, demostraron el mecanismo con un exitoso manuscrito publicado en la prestigiosa revista Nature.
Para comprender la acción de la vitamina C, es importante tener claro que existen dos formas químicamente activas, una como ácido dehidroascórbico (DHA), en estado oxidado, y la otra como ácido ascórbico (AA), en estado reducido. Este último estado, es el que generalmente conocemos en la sociedad, ya que es la forma estructural que se presenta en la naturaleza, en la sangre y dentro de la células.
En ese sentido, el ácido deshidroascórbico es trasportado por unos transportadores llamados GLUT, los mismos que transportan la glucosa. “Cuando volvimos a Chile, años 2000 – 2001, nuestro equipo descubrió que los transportadores específicos para la vitamina C reducida, llamados SVCT (el transportador de vitamina C, cotransportador de sodio/ascorbato), que fue descubierto por otro grupo de investigadores el año 1999 y que también fue publicado en la revista Nature, estaba localizado intracelularmente en las células tumorales y no en la membrana plasmática”, indica la Dra. Coralia Rivas, profesional experta en el área.
Lo interesante en este sentido, es que las células tumorales, generalmente sobrexpresan este transportador. De hecho, la Dra. Rivas y su equipo observaron que los transportadores GLUTs, en células normales, se presentaban en la membrana plasmática, al igual que las células cancerígenas, pero los transportadores SVCTs se encuentran dentro de la célula. “Luego de muchos estudios, en diferentes tipos de líneas celulares tumorales humanas in vitro, nos dimos cuenta de que este transportador estaba definitivamente dentro de ellas, y nada menos que en la mitocondria, pero no está presente en las células normales. Con este antecedente, pudimos concluir que, en las células tumorales, el transportador SVCT está siempre dentro de la célula, ya sea en la mitocondria o en menor porcentaje, en el retículo endoplásmico”, acota.
Los científicos quedaron impactados al observar que el transportador se ubicaba en la mitocondria de las células tumorales, esta impresión, en parte se debe a que es el lugar donde se genera el ATP (molécula que energiza a la célula). “Observamos que las células tumorales tienen una capacidad mucho mayor de acumular índices elevados de vitamina C, en comparación con las células normales. En ese plano, pudimos apreciar que el transportador SVCT estaba ubicado en la membrana interna de la mitocondria, por lo tanto, la vitamina C ingresa primero a la célula a través de los GLUTs, como DHA y reducida inmediatamente a AA en el citoplasma, para luego ser transportada en el citoplasma hacia el interior del organelo. Este proceso, aumenta la capacidad de supervivencia de las células cancerígenas frente a diversos ambientes prooxidantes. Por otro lado, se ha publicado anteriormente, que esta vitamina las fortalece, volviéndolas resistentes a tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia”, explica la doctora en Ciencias de la Universidad de Concepción.
No satanizar la vitamina C
“La vitamina C no sabe que está haciendo algo que tal vez es dañino para nosotros, solo es ocupada como una fuente de energía, tal como pasa con la glucosa”, explica la Dra. Rivas frente al escenario en que se llegue al extremo de etiquetar el consumo justo de vitamina C como algo perjudicial.
En este contexto, la vitamina C es necesaria para nuestra sobrevivencia, y ni siquiera los pacientes que tienen cáncer debiesen dejar de consumirla, ya que, entre otras cosas, participa en la cicatrización de heridas, regeneración de tejidos y contribuye al sistema inmunológico. “La clave está en tomar lo que se necesita, o sea, no más de 100 mg. diarios”, señala la Dra. Rivas.
Sin embargo, y según la académica: “El problema es que algunos médicos tratan a los pacientes de cáncer con vitamina C de manera endovenosa, y frente a este punto, existe una tremenda controversia, ya que no se han observados resultados positivos concluyentes. Por otro lado, la ingesta de mega dosis de vitamina C no sirve de mucho, ya que se necesita una concentración determinada, 80-100 mg diarios, para cubrir las necesidades del cuerpo. Si hay mayor cantidad que la requerida, los transportadores se saturan y el excedente se elimina por las excreciones o la orina”, enfatiza.
Es así como un paciente con cáncer debería consumir la dosis necesaria de vitamina C al día, distinto es el caso de los deportistas de alto rendimiento, ya que sus necesidades energéticas son diferentes, y deben ser monitoreadas por un equipo especializado. Lo importante es seguir investigando para dilucidar exactamente cual es el rol de ésta vitamina en cáncer.
Por otro lado, y de cara a los desafíos que plantea la continuación de esta investigación, la Dra. Coralia Rivas explica que: “Nos gustaría crear un kit que pudiese detectar tempranamente si la persona tiene el transportador SVCT2 en la mitocondria, para determinar si podría desarrollar un cáncer o no. Inhibir el trasportador y suspender su entrada a la mitocondria es un camino”, finaliza.
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El Dr. Rodrigo del Río es Biólogo de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Su formación la desarrolló bajo la tutela del Dr. Rodrigo Iturriaga, con quien realizó su unidad de investigación de pregrado y luego, su doctorado. En esta unidad trabajó por algunos años, tiempo en el cual estudió a los quimiorreceptores, neuronas que se alojan fuera del sistema nervioso central y que tienen una importante función en la mantención de los niveles arteriales de oxígeno y CO2.
“Tanto en el programa de doctorado como en mi postdoctorado, comencé a indagar en el rol del cerebro en la fisiología cardiovascular y respiratoria”, indica el académico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
En Estados Unidos, el Dr. Del Río pudo comprender lo que sucedía con estos pacientes. Allí detectó que sufren un aumento en la actividad simpática, lo que es perjudicial en términos cardiovasculares. “La tasa de vida es mucho menor en estos pacientes, y existe una correlación en este aspecto, ya que mientras más activada esté el área simpática, más posibilidades de fallecer tiene el paciente. En paralelo, la mayoría de quienes poseen insuficiencias cardíacas, tienen un desorden del ritmo ventilatorio. Nosotros normalmente ventilamos muy parejo durante el día, a no ser que hagamos ejercicio. Sin embargo, nuestra respiración basal, es bastante constante. En ese sentido, los pacientes con insuficiencia cardiaca mantienen oscilaciones en su respiración en todo momento”, explica.
Según palabras del Dr. Rodrigo del Río, los pacientes pueden estar sentados o en reposo y comienzan a experimentar este estado de oscilación, lo que genera un episodio de caída del oxígeno arterial, produciéndose un aumento del CO2. Bajo este escenario, todo el proceso de recuperación se debe a la activación de toda la red neuronal, la cual trata de ordenar y mantener la estabilidad. Es importante aclarar que todos los pacientes que describen este tipo de fenómenos tienen un mayor porcentaje de mortalidad.
“Me interesé mucho en comprender cómo se puede entrelazar el rol cerebro con los procesos regulatorios del corazón y las funciones ventilatorias de nuestro organismo, las que muchas veces, pueden causar complejos cuadros fisiopatológicos. Fue allí cuando comencé a estudiar estos núcleos del cerebro, relacionados con la mantención y progresión de la patología. De esta forma, comenzamos a eliminar selectivamente estos tipos de neuronas con herramientas muy tecnológicas, ocupando técnicas como la optogenética y la quimiogenética. El propósito de estos experimentos es muy importante, ya que, si somos capaces de apagar selectivamente estas neuronas, podríamos mejorar las expectativas de vida de los pacientes”, enfatiza.
En la actualidad, el equipo del Dr. Del Río, cuenta con herramientas de laboratorio que le permiten activar e inhibir neuronas y glías asociadas al sistema nervioso simpático. Esto lo pueden desarrollar tanto en fase crónica como aguda. “Como la insuficiencia cardiaca es una patología crónica, a nosotros nos interesa más esta área. En ese sentido, los fenómenos pueden ser crónicos desde el punto de vista de revertir o de disminuir la progresión de la patología. Dentro de este aspecto, si inhibimos una neurona que es simpática del bulbo raquídeo, que proyecta hacia el corazón, el modelo in vivo prolonga su sobrevida. Esto sin tocar ese órgano”, explica el académico.
En ese sentido, el biólogo explica que el corazón sigue estando en falla cardiaca a pesar de que se inhiban tales neuronas, ya que existe una hipertrofia del tejido. “Hemos tratado de eliminar el problema asociado al infarto y para ello ocupamos otro modelo. Bajo este escenario, nosotros habíamos publicado un par de años atrás, un artículo que indicaba que manipulando la red neuronal se prolongaba la vida en animales infartados, sin embargo, siempre nos quedó la duda si la muerte celular asociada al infarto contribuia a los fenómenos que observabamos. Entonces nos cambiamos a un modelo que aumenta el volumen de sangre que llega al corazón, por lo tanto, este órgano siempre está hipertrófico y no se puede modificar, dada la naturaleza mecánica del estímulo. Finalmente, prolongamos la vida en estos animales, y nos dimos cuenta de que el modelo ‘cardiocéntrico’ no respondía todas las interrogantes vinculadas con esta fisiopatología”, explica.
Más allá de los conocidos efectos de las enfermedades neurodegenerativas
Tanto el Dr. Del Río como su equipo están impulsando y fortaleciendo la concepción de que las patologías humanas son complejas, y que, a diferencia de la mayoría de los modelamientos preclínicos (enfocados en algo específico), hay que abrir el abanico de posibilidades. Es por ello, que el académico ya tiene evidencia de que pacientes con enfermedades neurodegenerativas tienen alteraciones cardiovasculares y respiratorias y vice-versa.
“Los pacientes con enfermedades cerebrales finalmente no fallecen por esa patología, sino por fallas sistémicas en sus sistemas cardíacos y/o respiratorios. En nuestro laboratorio comenzamos con una línea de investigación bastante fuerte que estudia estos fenómenos en poblaciones que normalmente no hubiesen sido reclutadas para un estudio cardiovascular. De esta manera, estamos expandiendo el concepto de que el cerebro a través del sistema nervioso autónomo puede contribuir al continuo deterioro funcional en situaciones patológicas”.
Hace unos dos años el equipo del Dr. Del Río, comenzó a realizar estudios en humanos en el Centro de Excelencia en Biomedicina de Magallanes (CEBIMA), los cuales no han sido en patologías cardiacas precisamente, por ejemplo en niños (0 – 24 meses) que presentan problemas relacionados con el hipertono muscular. “Ahora sumamos accidente cerebrovascular y la enfermedad de Parkinson al estudio, y esperamos que dentro de un tiempo podamos trabajar con pacientes con Alzheimer. Con esta observación queremos analizar qué pasa con el sistema autonómico de estos individuos”, finaliza el académico e investigador del CEBIMA.
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La Dra. Ulrike Kemmerling Weis ha dedicado varios años de su destacada trayectoria científica a tratar de comprender la infección por Trypanosoma cruzi, parásito unicelular causante de la Enfermedad de Chagas. En ese sentido, y según palabras de la investigadora, se sabe mucho sobre cómo éste invade a células individuales y cómo responden las células hospederas (incluyendo a los receptores involucrados en el hospedero, las vías de transducción de señales que activa y mecanismos de ingreso a los distintos tipos celulares). Sin embargo, no se tiene tanta información sobre cómo el parásito invade tejidos.
“Este parásito no solamente tiene que entrar a la célula, sino que debe lidiar con los diversos factores que están en la matriz extracelular, entre ellos: fibras como el colágeno, proteoglucanos y glicoproteínas, que forman una red tridimensional tremendamente compleja”, explica la académica.
Al momento de interesarse por esta área de estudio, la doctora Kemmerling tuvo que encontrar un tejido indicado para comenzar los análisis. Bajo esta búsqueda, y gracias al apoyo de una colega del Programa de Anatomía y Biología de Desarrollo del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM), Dra Cleo Bosco, que trabajaba estudiando la preeclampsia, descubrió que la placenta podría ser un modelo muy interesante para estudiar una infección en tejido.
“Al estandarizar el modelo de infección, nos dimos cuenta de que infectar placenta no era fácil. En ese sentido, si uno analiza una biopsia de miocardio de un paciente con Chagas, se observa que las células del corazón están llenas de parásitos. Sin embargo, es muy difícil poder observar esto mismo en el tejido placentario. La unidad morfofuncional de la placenta es la vellosidad coriónica libre, si uno elimina el epitelio que reviste a la vellosidad coriónica (el trofoblasto), sólo en este caso podemos apreciar un número significativo de parásitos en el tejido”, destaca la investigadora del ICBM.
El equipo de la Dra. Ulrike Kemmerling se planteó que podrían existir mecanismos antiparasitarios locales de la placenta, lo cual se correlaciona con que las tasas de transmisión congénita son bajas. Sin embargo, esto no significa que estas tasas no sean relevantes epidemiológicamente, muy por el contrario, permiten tanto la perpetuación de la enfermedad asi como su globalización. Adicionalmente, las drogas que existen actualmente para el tratamiento de la Enfermedad de Chagas no se pueden usar en el embarazo porque son teratogénicas.
“Los tratamientos farmacológicos con benznidazol y nifurtimox son tratamientos largos que producen efectos secundarios adversos; por otro lado, no son muy efectivos, ya que el parásito está escondido adentro de la célula. Cabe destacar que en niños los tratamientos son más eficaces y por ende es fundamental conocer la fisiopatología de la transmisión congénita para poder así detectarla tempranamente.
En el contexto de buscar mecanismos antiparasitarios, nos planteamos que el recambio epitelial del trofoblasto tenía algo que ver en este fenómeno, ya que cuando el parásito se transmite de madre a hijo, lo hace por medio de la sangre hacia la placenta”, acota la Dra. Kemmerling.
El rol del trofoblasto
El trofoblasto es el primer tejido de origen fetal en contacto con la sangre materna; es un epitelio de revestimiento conformado por dos capas y de las cuales la capa basal posee capacidades proliferativas. “Esas células después se diferencian y se fusionan con una capa superficial que forma un sincicio, esa incorporación continua de células de la capa basal se contrarresta con la formación de nodos sinciciales que se desprenden hacia la sangre materna y después son eliminados a nivel pulmonar; de hecho, se utilizan como diagnóstico de patologías del embarazo, entre ellas: preeclampsia y eclampsia”.
Cualquier patógeno antes de invadir tiene que adherirse a la superficie, en presencia del parásito aumentan los procesos celulares vinculados con este cambio epitelial. “Aumenta la proliferación, diferenciación y la muerte celular del tipo apoptosis que está involucrado en esos nodos sinciciales en concentraciones bajas del parásito”, agrega.
Por otro lado, los investigadores observaron que en presencia del parásito aumenta la expresión de receptores de reconocimiento de patógenos tipo TLRs (Toll-like receptors) en el trofoblasto y se induce un perfil de citoquinas proinflamatoria muy específico. Este perfil de citoquinas podría constituir otro mecanismo de defensa ante la presencia del patógeno.
“Hicimos experimentos en donde expusimos a estos explantes de placentas con Trypanosoma y adicionalmente con Toxoplasma gondii, otro protozoo parásito pero que presenta tasas de transmisión congénita altas cuando la primoinfección ocurre durante el embarazo. Allí encontramos que en presencia de T. gondii, no hay recambio epitelial acelerado sino destrucción tisular y el perfil de citoquinas es más bien inmunomodular, explica. En ese sentido la académica deja en claro el importante rol local de la placenta. “La placenta se considera parte esencial del sistema inmune, y no solamente un ente que ayuda en el intercambio de nutrientes y gases entre madre e hijo”, puntualiza.
Tanto la Dra. Kemmergling como su equipo están enfocados actualmente en el proceso de recambio epitelial, observando qué pasa con la diferenciación celular a nivel del trofoblasto. “Elegimos la diferenciación porque hay marcadores bioquímicos y celulares más validados, y uno de ellos es la hormona Gonadotropina Coriónica Humana (GCH), la cual es solamente sintetizada por el trofoblasto. Específicamente estamos estudiando como el proceso de diferenciación celular del trofoblasto está regulado por los microRNA. Interesantemente, hay miRNAs que son placenta-específicas y que pueden ser detectadas libremente en el plasma sanguíneo o en exovesículas tales como los exosomas. Por ende, podrían ser valiosos en el futuro como marcadores de diagnóstico o pronóstico de la enfermedad o de la probabilidad de transmisión”, señala.
“Publicamos un paper en la revista Parasite and Vectors donde estudiamos en placenta humana los cambios a nivel de expresión génica, utilizando distintas concentraciones de parásitos e incubándolos por distintos tiempos. Ahí vimos cuántos genes aumentan y disminuyen su expresión, también analizamos que vías de señalización y procesos metabólicos están involucrados. Todos estos análisis nos permitieron tener una visión general del tema con procesos validados”, finaliza.
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Los derechos genéticos de la población chilena es un tema que todavía no se ha discutido en la agenda pública, sin embargo, si nos sentamos a analizar la profunda relevancia de este aspecto frente a los próximos 100 años, es evidente que debemos darle una alta prioridad.
¿Por qué se debe proteger nuestra información genética? ¿Qué vacíos legales hay al respecto? Y ¿Cuáles son las áreas que los incluyen? Son algunas de las interrogantes que abordamos junto a la académica de la Universidad Mayor, Dra. Florencia Tevy, quien a través de algunos medios de comunicación, entre ellos, columnas escritas y entrevistas radiales, ha dejado en claro que el tema de los derechos genéticos será fundamental para la sociedad del futuro. Y que si bien, aún estamos en los albores de comenzar la discusión de manera intersectorial, hay que tomar conciencia de su relevancia.
“Debemos tener presente que en la actualidad vivimos una discriminación genética latente. Sobre todo las mujeres, quienes por tener un cromosoma diferente al de los hombres estamos sometidas a condiciones disímiles frente a aspectos claves en nuestro futuro, como lo son el área de las aseguradoras y las isapres. En este escenario, pagamos una prima más alta porque genéticamente somos diferentes. Bajo esta situación, se hace necesario abrir la discusión de los derechos genéticos, desde el punto de vista social y científico. Es un paso muy importante para comenzar a saldar ciertos vacíos”, explica.
La Dra. Florencia Tevy, es parte del proyecto “1000 Genomas”, el cual pretende, dentro de muchos otros puntos, ser un foco interdisciplinario que secuencie un genoma masivo de referencia de la población chilena. En palabras de la académica, este tipo de trabajos contribuye a forjar conocimientos necesarios para entender el porqué es importante resguardar dicha información, la cual cumple un papel fundamental en la llamada medicina de precisión, la medicina del futuro. “Estudios como 1000 Genomas nos van a traer consecuencias altamente positivas, ya que nos permitirá poseer un patrón comparativo a la hora de armar un programa de medicina personalizada, teniendo en cuenta que el pilar de este tipo de medicina del futuro, es el genoma de referencia de la población local”, acota la doctora en Bioquímica.
Si bien hoy en día una persona puede acceder a la secuenciación de su genoma pagando el estudio, con un costo que bordea los 2000 dólares (si se le agrega el análisis bioinformático), el que como país seamos capaces de establecer proyectos para secuenciar el genoma completo de la población, es un paso trascendental y muy importante, ya que además, 1000 Genomas no solo abordará aspectos del genoma humano, sino también, áreas como la biodiversidad y microbiodiversidad.
Los 4 pilares de los derechos genéticos
Para la profesional de la ciencia, existen cuatro grandes puntos que se pueden desprender desde el área de los derechos genéticos. Cuatro grandes sectores que tienen un profundo impacto en el devenir del país y nuestra cotidianeidad, en los cuales la genética tiene mucho que aportar y decir.
El primero: La perspectiva antropocéntrica
“Cuando hablamos de derechos genéticos, se nos presentan varias instancias de la agenda nacional para analizarlos. Si lo queremos ver desde un punto de vista antropocéntrico, tenemos el área del genoma humano vinculado con la denominada medicina personalizada. El punto importante en este aspecto, es resguardar la información del paciente y además dejar claro quién será el agente que se encargará de ello. Es por esto, que en el proyecto vamos a trabajar con un grupo de bioeticistas que nos entreguen una mirada desde el concepto social y personal, ya que se generará una conexión estrecha entre la vida del individuo, su privacidad, y su genética”, indica la Dra. Tevy.
En el área de la bioética asociada con 1000 Genomas, los científicos se encuentran trabajando en colaboración con profesionales de la Universidad de Chile y además con integrantes del Instituto de Derechos Humanos, quienes han entregado una mirada antropológica al estudio. Esperamos que con el tiempo, el Colegio Médico de Chile también se sume al proyecto. “Necesitamos aunar voluntades y perspectivas desde diferentes sectores ya que se trata de nuestro futuro como sociedad”, expresa.
El segundo pilar: La Agricultura
El otro gran pilar a tener en consideración cuando hablamos de derechos genéticos es la agricultura. Al respecto, la investigadora de la Universidad Mayor señala que “en Chile tenemos especies que son únicas y que además configuran (o podrían configurar) una importante parte del sector productivo. En ese sentido, esos recursos tienen que estar protegidos frente a lo que se pueda hacer con las investigaciones, porque gran parte de nuestra población vive de eso”, reflexiona. Además, agrega que: “los recursos genéticos de nuestra agricultura están directamente relacionados con las metas I y II de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, fin de la pobreza y hambre cero.”
Bajo este punto de vista, la urgencia está en resguardar los vacíos legales en cuanto al tema de las patentes de especies nativas, ya que es un aspecto que carece de legislación y eso puede ocasionar problemas al momento en que se quieran aplicar técnicas de modificación genética, como por ejemplo, la generación de cultivos comestibles que sean resistentes a la salinidad o la falta de agua.
“Con los avances en genética, podremos hacer de lugares donde no hay economías sostenibles, sectores fértiles. Esto a su vez, forma un capital importante en términos económicos y sociales para ciertas regiones que están olvidadas en este momento. Sin embargo, no hay normativas, legislaciones o un plan que reguarde los derechos naturales de la población”, emplaza.
Tercer pilar. La Biodiversidad
Siguiendo con los 4 pilares planteados por la académica, nos encontramos con el tercero: La Biodiversidad Chilena que, desde el punto de vista genómico toma una alta relevancia por los efectos del inminente cambio climático. “Pongámoslo desde el siguiente punto de vista. A la “madre tierra” como planeta, le da lo mismo si se mueren 200 o 2000 especies ya que ha experimentado numerosas y diferentes catástrofes. Entre ellas, inundaciones, sequías y glaciaciones. Sin embargo, en cientos de miles o millones de años la naturaleza ha sido capaz de generar nuevas formas de adaptación y repoblación. El problema es que nosotros como seres humanos no estamos preparados, ni nos adaptamos tan rápido como especie; a nosotros sí nos afecta que el número de plantas disminuya o que se derritan los hielos continentales”, indica la investigadora de 1000 Genomas.
Para la Dra. Florencia Tevy, íntimamente relacionado con los derechos genéticos se encuentra el poder vivir en un ambiente libre de contaminación, lo cual viene anexado con la conservación de la biodiversidad, la que a su juicio, también forma parte de lo que tenemos que discutir ya que la conservación de la biodiversidad es una de las aristas para asegurar un futuro con aire puro para respirar, agua potable para beber o una temperatura ambiente tolerable para nuestra fisiología. En sus propias palabras, “no podemos conservar algo que no hemos estudiado y tenemos que generar un esfuerzo para conocer nuestra biodiversidad y así consecuentemente, resguardarla”.
Microbiodiversidad: El cuarto pilar
Según la especialista, uno de los pilares para extraer valiosa información genética es la microbiodiversidad, la cual constituye una importante fuente de conocimiento y potencial aplicación productiva al largo plazo. En ese sentido, los microorganismos que habitan áreas como el desierto de Atacama o nuestro territorio Antártico, cobran protagonismo. Sin embargo, para Florencia Tevy, aún hay mucho por hacer al respecto. Partiendo por institucionalizar el trabajo que se realice en materia científica en ambientes extremos.
“Como país somos la puerta de la Antártida y aun así, no hay un programa estable para el estudio de la conservación y la biodiversidad de su ecosistema, el cual según algunos investigadores es clave en el control del cambio climático. Por otro lado, se encuentra nuestro desierto de Atacama, que también parece tener muchas respuestas y aplicaciones para el delicado proceso que vive la tierra en aspectos ambientales. Entonces, desde el punto de vista genético, la microbiodiverdidad de ambientes extremos es vital y nos ayudará a entender cómo funciona el cambio climático”, explica la académica.
La misión: Posicionar la genética como eje estratégico de Chile
Luego de comprender los 4 ejes vinculados con los recursos y derechos genéticos de Chile, la investigadora aclara que el paso ahora es generar una hoja de ruta que posicione a la genética como un punto clave y crucial para el desarrollo del país ya que es una herramienta transversal para el cumplimientos de las metas 2030 para el desarrollo sostenible.
“La genética en Chile tiene una relevancia importantísima y sin embargo, está siendo subvalorada. Como profesional del área considero que este país tiene recursos genéticos únicos en el mundo, y debemos tener soberanía y potestad sobre estos. Por esto hay que legislar, ya que hasta el momento, cualquier investigador puede venir a Chile, extraer, publicar e incluso patentar con nuestros recursos. Y frente a ello, nadie puede hacer nada porque no hay una legislación que ampare el proceso. Existe un desconocimiento que genera importantes vacíos y esa es una de las cosas que tenemos que trabajar como grupo de investigadores y por supuesto, como país”, finaliza.
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