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Los pandoravirus son virus de tamaño y forma comparable al tamaño de una bacteria y con un genoma de alrededor 2.5Mb, mucho más complejo que el de algunos organismos eucarióticos e infectan a protistas Acanthamoeba. En el 2013 se descubrieron dos tipos de pandoravirus, y recientemente los mismos investigadores aislaron tres nuevos miembros de la propuesta familia Pandoviridae. A partir del uso de la transcriptómica, proteómica y análisis bioinformáticos, se comparó el genoma de los distintos miembros de Pandoraviridae. Los investigadores encontraron que el gran tamaño del genoma no logra ser explicado tan sólo por duplicación o por transferencia horizontal de genes. El 70% de los genes codificantes para proteínas no presentan homólogo fuera de la familia, y cada uno de los miembros aporta genes que no se habían registrados previamente en otros genomas, a una tasa que sugiere que el pan-genoma de Pandoraviridae es abierto. Por otra parte, se encontró una alta proporción de genes que no tienen equivalente en otros organismos vivos. Más aún, estos genes difieren entre cada uno de los miembros, lo que genera el cuestionamiento sobre el posible origen de estos virus. Al parecer, la explicación más parsimoniosa para el tamaño y complejidad del genoma de estos pandoravirus sería que los genes en estos virus se generan de manera espontánea.
Dr. José Pulgar, académico del Departamento de Ecología y Biodiversidad de la Universidad Andrés Bello e investigador asociado de la Sociedad de Biología de Chile se refiere a la situación de la Conservación de las áreas marinas en Chile, en contexto del día mundial de los océanos, celebrado el pasado 8 de junio.
“Chile ha sido pionero en el desarrollo de herramientas de protección de la biodiversidad y protección de los mares”
Actualmente, Chile cuenta con 33 Áreas Marinas Protegidas, cerca de un millón de kilómetros cadrados de mar, los cuales se deben en gran parte a los esfuerzos realizados durante el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet por generar sectores marinos protegidos. Esto deja a nuestro país en la quinta posición en lo que respecta al resguardo de áreas marinas, de acuerdo a la Unión Internacional para la Conservación (UICN).
Pero el Dr. Pulgar advierte que “una cosa es el decreto de las áreas protegidas, y otra es la implementación de esa protección”. Acentuando la necesidad de generar herramientas adecuadas para gestionar la protección, junto con implementar sistemas de educación para los pescadores y responsables de las zonas protegidas.
La investigadora Sandra Pascoe, de la Universidad del Valle de Atemajac (Guadalajara, México), utilizó los monosacaridos y polisacáricos contenidos en el jugo de Opuntia ficus indica, comúnmente comercializada por su fruto, la tuna. A partir de estos azúcares, más la pectina y los ácidos grasos propios de la planta, junto con ceras naturales, proteínas y colorantes se genera un material sólido en forma de láminas de plástico. Este material es muyfácil de degradar, hasta el momento han realizado la prueba con agua y se disuelve completamente.
Investigadores de la Universidad McGill (Montreal, Canada) publicaron recientemente un scientific report sobre sus hallazgos en el aumento de la longevidad y retraso de los signos de envejecimiento al usar probióticos, prebióticos y sinbióticos.
Este estudio se basa en los beneficios para la salud que nos proveen la microbiota gastrointestinal, mediante un sistema de comunicación con el cerebro, donde se encuentran señalizaciones metabólicas, inmunológicas, endocrinas y neuronales. El uso de estos suplementos potenciaría y extendería estos beneficios.
Los experimentos se realizaron en moscas de la fruta, quienes fueron alimentadas con formulaciones de probióticos y sinbióticos. Como resultado se obtuvo que la longevidad de estas moscas se había extendido entre 24-26 días, junto con una disminución de la inflamación, estrés oxidativo y la resistencia a la insulina.
Este estudio no sólo resalta la importancia de la microbiota gastrointestinal en los procesos biológicos, sino que también demuestra los efectos del uso de sinbióticos en marcadores atribuidos al envejecimiento.
El análisis del microbioma intestinal ha sido estudiado y relacionado a múltiples patologías. Recientemente el Dr. Bertrand Routy del Centre hospitalier de l’Université de Montréal publicó un artículo en la revista Science sobre su trabajo en la interacción entre el microbioma intestinal de pacientes que padecen cáncer y el éxito de la inmunoterapia contra esta enfermedad.
El Dr. Routy encontró que aquellos pacientes que no respondían a la inmunoterapia contra el cáncer de riñón o de pulmón tenían bajos niveles de la bacteriaAkkermansia muciniphila. Pero, una vez suplementada la bacteria de manera oral, la respuesta frente a la inmunoterapia se recuperaba.