Incluso antes de que California se cerrara gracias a la pandemia de COVID-19, MacKenzie Smith, la bibliotecaria principal de la Universidad de California, Davis, estaba preocupada. Los aproximadamente 400,000 pies cuadrados de espacio de biblioteca que supervisa están llenos de libros y otros artículos que cambian constantemente de manos, y podrían ayudar a propagar el SARS-CoV-2, el coronavirus que causa COVID-19.
Cuando 61 personas se reunieron para una práctica de coro en una iglesia en Mount Vernon, Washington, el 10 de marzo, todo parecía normal. Durante 2.5 horas los coristas cantaron, comieron galletas y naranjas y cantaron un poco más. Pero uno de ellos había estado sufriendo durante 3 días por lo que parecía un resfriado, y resultó ser COVID-19. En las siguientes semanas, 53 miembros del coro se enfermaron, tres fueron hospitalizados y dos murieron, según un informe del 12 de mayo de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU . Que reconstruyó meticulosamente la tragedia.
Un equipo conjunto de investigación dirigido por Sunney Xie, Director del Centro de Innovación Avanzada de Beijing para la Genómica (ICG) en la Universidad de Pekín (PKU) ha identificado con éxito múltiples anticuerpos neutralizantes altamente potentes contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, el virus causal de las vías respiratorias enfermedad COVID-19, del plasma convaleciente por secuenciación de células individuales de alto rendimiento. Generados por el sistema inmune humano, los anticuerpos neutralizantes pueden prevenir eficazmente que los virus infecten las células. Nuevos resultados de estudios en animales mostraron que su anticuerpo neutralizante proporciona una cura potencial para COVID-19, así como medios para la prevención a corto plazo. Esto marca un hito importante en la lucha contra la pandemia.
El 27 de abril de este año, el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile (MINCTCI) anunció una importante disminución presupuestaria que implica la suspensión de fondos de investigación para múltiples concursos, en especial aquellos que implican formación en el extranjero. Debido a este contexto, es comprensible que la ejecución de una serie de proyectos de investigación se vea dificultada (por ejemplo, debido a la imposibilidad de realizar viajes) y que por ello, algunos fondos de financiamiento se suspendan. Asimismo, entendemos que se deban destinar dineros para lidiar con la contingencia del Coronavirus. Por esto, el anuncio de redistribuir recursos por parte del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile (MINCTCI) suena inicialmente como idea plausible. A pesar de ello, hasta la fecha, y aunque se citaron a algunos representantes de organizaciones de investigadores para explicar estos recortes de manera general, aún desconocemos los criterios políticos, sociales y técnicos mediante los cuales se han definido estas redistribuciones, que no han sido discutidos a priori con la ciudadanía y la comunidad científica.
Dos iniciativas de la Casa de Bello buscan acelerar, abaratar y mejorar los procesos de diagnóstico en el país, así como generar un mejor control sobre la pandemia y la propagación de otras patologías. Una de ellas, impulsada por investigadores de la Facultad de Ciencias, consiste en la detección de material genético del virus mediante técnicas de amplificación isotérmica de RNA en conjunto con la sorprendente tecnología CRISPR-Cas. La otra, liderada por la Facultad de Medicina, plantea una metodología para la detección simultánea de SARS-CoV-2, influenza y virus sincicial sin la necesidad de extraer RNA.
En Chile los primeros casos de COVID-19 confirmados, datan de principios de marzo de este año, por lo que teóricamente las comparaciones relevantes en nuestro país son a partir de abril. No obstante, surge la pregunta: ¿los casos de COVID-19 detectados en marzo reflejan las primeras fechas en que aterrizó el virus en el país? Los ecólogos y botánicos, entre los cuales me encuentro, saben muy bien que detectar la primera semilla de una nueva planta exótica que entra en un país es muy difícil. Para un virus es aún más complejo, y sobre todo en el actual escenario, donde existen muchos casos asintomáticos.
De forma insospechada, en los últimos años diversas investigaciones científicas indican que el intestino tendría un rol fundamental en la muerte de estas neuronas. En este sentido, alteraciones en la población bacteriana que normalmente coloniza nuestro intestino sería una condición favorable para inducir el inicio de la enfermedad.
Proyecto de investigación doctoral, que será destacado por la revista Nature Communications en próximos días, activó una colaboración entre laboratorios de seis países que permitió generar este hallazgo. Estudio describió cómo la proteína IRE1α es capaz de regular la reparación del daño en el ADN, una de las principales causas de la progresión y desarrollo de esta patología. Los resultados pueden ser una puerta de entrada a nuevos blancos terapéuticos contra la enfermedad, destaca Claudio Hetz, director del Instituto de Neurociencia Biomédica.
La pandemia del coronavirus, conocido también como SARSCoV2 o COVID-19, ha sido probablemente una de las mayores crisis sanitarias de las últimas décadas, azotando con fuerza en continentes como Europa y América.
Con más de 5 millones de contagiados y cientos de miles de fallecidos, este virus respiratorio ha significado un enorme desafío para las autoridades de cada país, quienes, en conjunto con organismos internacionales y personal de la salud, han tenido que tratar de generar estrategias que aplaquen la temida curva exponencial.
En Chile la situación se ha tornado compleja, y si bien nuestras autoridades sanitarias han sido felicitadas por países como Estados Unidos, en cuanto al manejo de la pandemia, hay voces, sobre todo del mundo académico y científico, que señalan una cierta lentitud del Estado para declarar medidas drásticas que ayuden a frenar la propagación del contagio. La llamada: Cuarentena total.
“Yo creo que Chile, si realizamos una evaluación temporal, comenzó reaccionando de una manera pasiva frente al Coronavirus, respondiendo principalmente a lo que dictaba el panorama mundial. El primer caso se detectó el martes 3 de marzo y hay evidencia de que existían contagiados desde febrero, de tal manera que las intervenciones epidemiológicas fueron muy vagas y generales. Principalmente, medidas de higiene como el lavado de manos”, explica el Dr. Mauricio Canals, doctor en Sistemática y Biodiversidad de la Universidad de Concepción.
Según el académico, miembro de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, hubo un cambio a mediados de marzo en la forma en cómo se manejaba esta crisis, esto comenzó cuando se dio una alerta desde el Colegio Médico, las Organizaciones Sociales y Municipalidades. Voces de alerta que sirvieron para el surgimiento de medidas más eficientes. En ese sentido, una de las decisiones gubernamentales que significaron un cambio en la reproducción de la epidemia, fue el cierre de colegios y universidades.
“Al principio la pandemia en nuestro país comenzó creciendo con un número reproductivo efectivo de 2.38, y en esa oportunidad, se produjo un quiebre de la curva que se mantuvo por bastante tiempo. Sin embargo, hace un tiempo, y desde que había bajado el número reproductivo efectivo a 1.06, el porcentaje se ha vuelto a acelerar y está en 1.38. Hemos pasado de una situación de un lento actuar a un correcto actuar, pero actualmente nos encontramos en un proceso de aceleración”, acota el Dr. Canals.
En la opinión del Médico Cirujano de la Universidad de Chile, con maestría en Bioestadística y Ciencias Biológicas, fue la estrategia comunicacional la que falló, al acuñar el término: Nueva Normalidad. “Este concepto, dio una falsa sensación de seguridad y la población dejó de temerle a esta epidemia, lo cual se incentivó por el periodo de semana santa y primero de mayo, produciendo una falta del distanciamiento y movilidad social. Bajo este escenario, diría que hemos pasado tres grandes etapas en esta pandemia como país; la primera fase asociada a una lenta respuesta sanitaria, la segunda es una acertada seguidilla de intervenciones epidemiológicas y la tercera fase, corresponde a la actual aceleración”, explica.
Si bien el concepto de “Nueva Normalidad” ha sido un término global empleado y dictado por organismos internacionales, no cabe duda de que produjo un antes y después en la manera de actuar de la ciudadanía frente a la pandemia. “La sociedad reacciona con maniobras conductuales que son muy curiosas, en ese sentido, hay algo muy interesante cuando analizamos la epidemia, y es que la población, en cuanto se anunció el cierre de los colegios, disminuyó su movilidad al 50%, y no solo porque cerraron los establecimientos, sino porque produjo una sensación de alarma y la misma ciudadanía retrajo su capacidad de movilización. Entonces, muchas veces las estrategias comunicacionales tienen ese efecto”, indica el Dr. Mauricio Canals.
Frente al mensaje que ha dado tanto el Estado como los medios de comunicación, el Dr. Mauricio Canals considera que ha sido algo confuso, y la sinergia entre ambos no se ha dado en muchas ocasiones, mezclando argumentos y confundiendo a las audiencias. “Ha habido una confusión, y uno de los factores que la propician es la mezcla de los argumentos económicos con los sanitarios. Bajo este escenario, la explicación muchas veces ha sido que la relación entre la economía y la salud es bilateral, es decir: sin economía no hay salud y sin salud no hay economía, sin embargo, mezclar esos conceptos es generar más confusión y preocupación en la población. Estar diciendo que esto será un desastre económico hace que la gente diga: ´bueno yo necesito comer, por lo tanto, me arriesgo´. La ciudadanía se vuelve temeraria”, enfatiza.
Por otro lado, muchos expertos sostienen que más que el virus en sí, el problema grave es la epidemia y el colapso en el sistema de salud que producirá y que está produciendo, dado a la rápida propagación de la crisis sanitaria.
“La enfermedad respiratoria producida por coronavirus tiene una tasa de mortalidad de 1.38, con un intervalo de confianza, y entonces uno dice, es una neumonía severa ya que no es tan letal como una Neoplasia, Tuberculosis, Malaria, Dengue Hemorrágico o el mismo virus del HIV, enfermedades que son muchísimos más graves que lo que va a producir el COVID-19. El problema está en el número de casos por unidad de tiempo, que es lo que llamamos epidemia, saturando el sistema de salud y agregando una mortalidad innecesaria que va a ir por sobre ese 1.38, dado a que no tendremos los recursos para tartar este tipo de pacientes. Es ahí donde se produce un efecto dominó, ya que se saturan las Unidades de Cuidados Intensivos de los hospitales y clínicas, y al suceder ello, aquellos pacientes que las requerirán por sus propias patologías no van a tener el acceso y aumentarán los decesos. En ese sentido, las intervenciones sanitarias están dirigidas a reducir la carga sobre el sistema de salud, y mientras no haya tratamiento ni vacuna, esa es la misión en materia epidemiológica”, finaliza.
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Periodista: Patricio Grunert Alarcón. ®
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Al interrumpir la expresión de un gen en particular y observar cómo este cambio afecta la expresión de otros genes, los investigadores pueden aprender sobre los roles celulares del gen alterado. Las nuevas tecnologías como Perturb-seq ofrecen detalles sin precedentes y una profundidad de conocimiento de tales estudios de disrupción genética, pero los obstáculos técnicos y prácticos tienen un uso limitado de Perturb-seq. Un nuevo estudio del investigador de Princeton Britt Adamson y sus colegas de la Universidad de California-San Francisco y la compañía de biotecnología 10X Genomics, que apareció el 30 de marzo en la revista Nature Biotechnology , apunta a cambiar eso.