Reducir la presión arterial sistólica de una persona mayor a 120 mmHg o menos reduce el riesgo de enfermedad cardíaca, pero aumenta la posibilidad de cambios en los riñones.
Las bacterias patógenas, que causan enfermedades, son capaces de transmitir sus genes a sus similares no patógenas e inclusive a otros microorganismos. El problema es que este proceso también conlleva a que aquellas que se vuelven resistentes a los antibióticos, compartan su ADN a sus otras pares.
El dilema de la resistencia de los antimicrobianos ha avanzado de tal manera que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la denominó como “una de las mayores amenazas para la salud mundial”. Creó hace unos años una entidad especializada en la supervisión de estos microorganismos y pronosticó que para el 2050 las muertes por cepas virulentas resistentes a los antibióticos pueden llegar a 10 millones anuales en todo el mundo.
A pesar del pésimo panorama, el equipo científico del IMII, liderado por Bueno, descubrió un proceso fundamental que llevan a cabo bacterias patógenas, como las que causan la salmonelosis y el cólera, para generar una infección sistémica en un organismo vivo, y con ello, abren la puerta para avanzar en la elaboración de fármacos y terapias más eficaces.
“Nosotros estamos pensando que la detección de estos mecanismos permitiría desarrollar herramientas que son mucho más específicas para bacterias patógenas que los antibióticos actuales, los que tienen como flanco comúnmente vías metabólicas que son muy generales y por lo tanto afectan también a las bacterias beneficiosas de nuestro organismo”, señala la Dra. Bueno.
Una investigación pionera
En una primera etapa de la investigación, que comenzó hace 12 años, el grupo de científicos chilenos del IMII, compuesto por la doctora Bueno y un equipo de estudiantes de pregrado y doctorado, analizaron el cromosoma completo de cepas de la salmonella e identificaron estos segmentos de ADN que se separan del cromosoma. Esta enfermedad causa gastroenteritis aguda, forma parte de la lista de prioridades de la OMS debido a su resistencia antimicrobiana y causa gran mortalidad en países subdesarrollados. A finales del 2018 lograron concluir que la familia de Enterobacterias, a la que pertenece la salmonella, efectivamente es capaz de separar y reintegrar a su cromosoma estos grupo de genes (islas genómicas) que contiene su ADN y los genes necesarios para que la bacteria infecte.
Más tarde, en la segunda etapa del estudio, integrado en su mayoría por mujeres chilenas y publicado en la prestigiosa revista médica PLOS Pathogens, se descubrió que este proceso era fundamental para que la salmonella pudiera generar una infección sistémica. Eso, de hecho, se comprobó en el modelo in vivo en el laboratorio.
“Nosotros les mutamos unas proteínas para que ahora no pudiera sacar estos genes del cromosoma, para que quedaran fijos, y nos dimos cuenta que la bacteria cuando no podía hacer este proceso ya no podía infectar. Ese proceso ocurriría cuando la bacteria está pasando desde el intestino hacia otros órganos”, relata la docente de la Universidad Católica.
¿Una cura del futuro?
Si bien se escogió trabajar con la Salmonella, debido a que diferentes cepas son muy diversas y pueden infectar sólo a humanos, o aves, o ganado, a todos al mismo tiempo; este mismo procedimiento lo comparten otras bacterias patógenas de la familia de Enterobacterias, como lo son el Vibrio cholerae (que produce cólera), la Escherichia coli enteropatógena (que causa el síndrome hemolítico-urémico) y la Klebsiella pneumoniae, una bacteria intrahospitalaria que causa neumonía a los pacientes de riesgo a través de infecciones respiratorias y del tracto urinario.
Bueno explica que con estos datos pueden diseñar fármacos, algún agente antimicrobiano o molécula inhibidora que inactive las proteínas claves de este proceso, evitando que la bacteria siga avanzando, anulando su capacidad de infectar y dejándola susceptible a que el sistema inmune pueda eliminarla fácilmente. Esa es la meta de la siguiente fase de su proyecto. “Eso significaría un tratamiento específicamente para este tipo de Enterobacterias que cada día desarrollan más y más resistencia a los antibióticos que existen”, añade la doctora.
“Ahora a nosotros nos gustaría hacer un estudio un poco más amplio, salirnos del grupo de las Enterobacterias y buscar en otros tipos de bacterias que también son patógenas para ver si tienen elementos parecidos (…) Tenemos la sospecha de que este podría ser un proceso mucho más generalizado en las bacterias que causan enfermedades en el humano”, puntualizó.
En la película de la pandemia, los científicos están trabajando frenéticamente en brebajes para detener la propagación de un virus emergente, y al final, voil, tienen éxito y salvan al mundo. En el mundo real, las vacunas desempeñaron un papel limitado, si es que alguno, en la desaceleración de la epidemia de Zika que azotó a América Latina en 2016, la devastadora epidemia de ébola de África occidental 2014-16 y la pandemia de gripe que comenzó a circular en 2009. Las vacunas simplemente no estaban listas a tiempo.
La exposición temprana a altos niveles de contaminación del aire relacionada con el tráfico altera la estructura del cerebro a los 12 años. Los niños expuestos a la contaminación del aire habían reducido el grosor cortical y el volumen de materia gris en comparación con los niños que no estaban expuestos a altos niveles de contaminación.
Los investigadores han identificado un complejo proteico que atrae y repele las neuronas durante el desarrollo del cerebro.
Las tres proteínas Teneurin, Latrophilin y FLRT se unen y ponen en contacto a las neuronas vecinas, lo que permite la formación de sinapsis y el intercambio de información entre las células. Sin embargo, en la fase temprana del desarrollo del cerebro, la interacción de las mismas proteínas conduce a la repulsión de las células nerviosas migratorias, como lo han demostrado ahora los investigadores del Instituto de Neurobiología Max Planck y la Universidad de Oxford. La visión detallada de los mecanismos de guía molecular de las células cerebrales fue posible debido a los análisis estructurales del complejo proteico.
A principios de enero, se terminó de producir los 60 litros de la cerveza que podría marcar un antes y un después en la industria nacional, por usar la levadura original de la que proviene la mezcla que se hizo popular en Europa.
Tras poco más de un año, acaba de salir del horno la innovación científica chilena que además se convertirá en un hito para la historia de la industria cervecera nacional: la primer producción de barriles de la» madre de todas las lager del mundo».
La etiqueta no es al azar. Se trata del anhelo del biólogo evolutivo de la Universidad Austral, Roberto Nespolo, y el genetista de la U. de Santiago, Francisco Cubillos, quienes hace un tiempo lograron secuenciar y mejorar una levadura nativa (Saccaromyces eubayanus) que crece en los bosques de la Patagonia, y que se comprobó es el origen de la levadura híbrida que popularizó la cerveza lager en el mundo.
«Lo que hicimos fue reproducir lo que ha ocurrido en los últimos 500 años en la cervecería europea, pero a nivel de laboratorio de manera acelerada, con el objetivo de tener levaduras mucho más amigables con el proceso de fermentación», explica Cubillos a Publimetro.
Luego de identificar varias cepas y mejorar sus atributos de fermentación, se eligió una para que la cervecería Sayka, proveniente de Valdivia, la trabajara. El resultado fueron los primeros 60 litros del brebaje, y Publimetro tuvo acceso al primer barril que viajó desde el sur a Santiago, los primeros días de enero.
«Resultó una muy buena cerveza. Se hizo en un estilo ‘pilsen’, que es de baja fermentación. Es una levadura que debe fermentar entre los 10º a 12º y presentó un perfil fenólico, parecido a lo que distingue a la cerveza de trigo en Alemania», explicó Nicolás Sandoval, gerente de la cervecería Sayka.
Pero, ¿por qué un organismo unicelular nativo es tan importante? La cerveza resulta de una mezcla cuidada de agua, malta, lúpulo y levadura, y cuyo rol de esta última es clave. Sandoval explica que «los cerveceros preparamos primero un mosto completamente dulce, y sin levadura no vamos a tener cerveza. Lo que hace es convertir esas azúcares en alcohol, que se conoce como la fermentación. Lo es todo», detalla.
Nespolo agrega que «esta levadura madre es la que le heredó la capacidad de fermentar en frío a la híbrida que usan en Europa. Vive en bosques de altura en el centro sur de Chile, en lugares fríos. El ambiente ideal es el bosque nothofagus, y habita especialmente en cortezas de árboles como la lenga y el ñirre».
El hito entusiasma a los científicos que ejecutaron el proyecto al alero del Instituto Milenio de Biología Integrativa (Ibio), junto con Conicyt y el fondo de innovación regional de Los Ríos. «Quedó incluso mejor de lo que esperábamos», confiesan. Prontamente elaborarán los siguientes 60 litros de la «lager nativa» -que aún no ha sido bautizada-, pero su intención es masificar su innovación a toda la industria para crear la identidad definitiva de la cerveza chilena.
«Lo más importante son los estudios genéticos que hemos logrado hacer, donde determinamos que la gran diversidad de estas levaduras están principalmente en nuestro país. Además, aquí queda patente esa transferencia y conexión entre la ciencia básica, que usamos para comprender y mejorar la levadura, y algo tan tangible como la industria de la cerveza, llevando a producir esta lager, que más allá de la investigación, quedó bien rica», dice Cubillos.
«Yo venía escuchando hace meses que en Valdivia se desarrollaba un proyecto con la levadura nativa y me llamó la atención que pocos cerveceros se hayan acercado al laboratorio a la Universidad Austral», relata el gerente de Sayka, que considera que el proyecto tiene «un tremendo potencial» y será «fundacional en la industria».
Eso lo saben los científicos. Cubillos dice que un paso importante en su mensaje de diferenciación para la industria es «conseguir la denominación de origen». Sebastián Flores, biotecnólogo de la Usach, tuvo la labor de seleccionar entre las distintas cepas aquella con mejores atributos. Pero la labor no ha terminado. «Si bien esta cepa está definida, no quita que en el futuro inmediato seleccionemos, de hecho ya vienen unas en camino que han sido trabajadas en el laboratorio», dice.
Por lo mismo, el proyecto tendrá de forma permanente a la investigadora del proyecto, Constanza Vidal, en el laboratorio de Valdivia. «Vamos a hacer diversos controles de contaminación, microbiología, formas de reutilizar la levadura que es lo que nos importa y además analizar los parámetros físico-químicos del mosto y otras cosas. La idea es mejorar la calidad de las cervezas», dijo.
Lo siguiente, es lograr un producto donde el agua, el lúpulo y también la malta tengan un origen en Valdivia, para que, junto a la levadura, se diga con todas sus letras que la lager nativa proviene de la Patagonia chilena.
«Siempre pensamos en utilizar estos recursos naturales, pero no solo para explotarlo y enviarlo hacia afuera, sino que tener una aplicación tecnológica y una innovación. Para eso debemos llegar a un producto final, el cual puede ser protegido por una denominación de origen», sostiene el genetista Cubillos.
Por el momento, la investigación se mantendrá entre Santiago y Valdivia, a esperas de que en un futuro cercano toda la industria nacional pueda disponer de la «eubayanus» como distintivo país en los schops cerveceros. «Nunca imaginé que terminaría haciendo investigación en cerveza, fue súper progresivo este trabajo y demuestra lo fundamental que es la ciencia para hacer transferencias como esta: que un estudio de levaduras termine pasando a algo directo en la industria», añade Flores.
Nueva plataforma que conectará comunidad científica con políticas públicas apunta a revertir la situación que se repite también en el resto del mundo, de cara a cumbre clave que se realizará en China en octubre. “Tenemos ecosistemas completos en peligro en la zona centro sur de Chile. Ya no podemos esperar”, dice Olga Barbosa, seremi de Ciencia de la macrozona sur.
“Si el 2019 fue el año del cambio climático, sabemos que este año el gran desafío será la biodiversidad”, dijo esta mañana el ministro de Ciencia, Andrés Couve, en el lanzamiento de la Plataforma chilena del IPBES (Plataforma Intergubernamental Científico Política sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos).
Y es que tal como la COP25 se tomó la agenda de la política ambiental en 2019, este 2020 vivirá una cumbre clave en la protección de biodiversidad del mundo, seriamente en riesgo por las diversas actividades humanas. En la ciudad china de Kummin se desarrollará en octubre la “COP de la biodiversidad”, donde se espera que los 194 países que son parte de la Convención en Biodiversidad (CBD) de Naciones Unidas acuerden un plan para detener definitivamente la pérdida de biodiversidad.
Tal como los países entregan sus planes para enfrentar el cambio climático en las COP, ante la cumbre de biodiversidad también deben llevar sus compromisos en la materia. Es en ese sentido que hoy se presentó un adelanto del Sexto Informe Nacional de Biodiversidad, que dio cuenta del estado de cumplimiento de las cinco metas que son parte de la “Estrategia Nacional de Biodiversidad 2017-2030”.
Por ejemplo, la primera meta es que a 2030 se habrá avanzado significativamente en un uso sustentable de la biodiversidad nacional, contribuyendo a la mantención de sus servicios ecosistémicos. “Estamos avanzando, pero a un ritmo insuficiente. Una de las conclusiones es que a las metas de 2030 no llegamos”, afirmó hoy Esteban Delgado, encargado del área de Medio Ambiente del PNUD.
Las otras metas a 2030 son: que el 60% de la población esté consciente del valor de la biodiversidad; avances en institucionalidad que permitan conservación y gestión sustentable de biodiversidad del país; que las instituciones públicas que generen impactos en biodiversidad apliquen políticas de conservación y que se reduzca la tasa de pérdida de ecosistemas en 75%.
Delgado reconoció avances en algunas materias, como la presentación del proyecto de ley que crea el Servicio Nacional de Biodiversidad, que se encuentra en su segundo trámite legislativo en la Cámara de Diputados, y los avances en áreas protegidas marinas, pero que aún así “no se llega al 2030 cumpliendo la meta”.
La situación nacional se replica en el resto del mundo. En 2010, los 194 países que son parte de la CBD aprobaron el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020 en Aichi, Japón, que contiene 20 metas conocidas como los “objetivos de Aichi” para detener la pérdida en biodiversidad. El año pasado, la propia cumbre de Naciones Unidas en la materia reconoció que las metas “no están bien encaminadas para su logro en 2020”.
“El estado de evaluación de la biodiversidad es claro: no podemos esperar para tomar acciones. Sabemos que hay varios ecosistemas completos, como los mediterráneos, en la zona centro sur de Chile. Esto, en contexto de cambio climático, de aumento en frecuencia de incendios, de megasequía, todo lo pone más en peligro”, aseguró a Qué Pasa Olga Barbosa, Seremi de Ciencia de la macrozona sur, que comprende las regiones de la Araucanía, Los Ríos y Los Lagos.
La zona que va entre los ríos Limarí y el Bío Bío, donde está el 50% de la flora y el 77% de la población urbana del país, es la que está ante el mayor riesgo de pérdida de biodiversidad. Barbosa, que participó en uno de los informes del IPBES como científica y fue recientemente nombrada Seremi, afirma que “los temas del cambio climático no se pueden ver separados de la biodiversidad”.
“Yo tengo un sesgo, de ser ecólogo sistémica, yo miro ecosistemas completos, los flujos de energía y materia, no puedo mirar una sola especie. Ese enfoque nos puede ayudar a tomar decisiones, porque cuando proteges una especie, pues no estar protegiendo otra. O podemos ponernos de acuerdo para frenar la desertificación, pero el cambio de uso de suelo también genera desertificación, entonces necesitamos una mirada más holística, ecosistémica, para tomar mejores decisiones”, asegura.
La autoridad menciona el ejemplo del Programa Vino, Biodiversidad y Cambio Climático de la Universidad Austral, que lleva 10 años de funcionamiento y ha puesto en valor los servicios ecosistémicos que ofrece la naturaleza en los sistemas productivos, con el fin de mejorar la adaptación al cambio climático.
Con el fin de conectar las investigaciones del mundo científica con las políticas públicas es que se lanzó esta mañana la Plataforma chilena del IPBES, que es el equivalente al IPCC (Panel de Expertos en Cambio Climático) en biodiversidad.
“Esta plataforma busca adaptar al contexto nacional los objetivos del IPBES, que es proveer de evidencia científica y de diversos saberes a la toma de decisiones en temas de biodiversidad y servicios ecosistémicos”, asegura Paz Durán, investigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad.
La pérdida de biodiversidad fue calificada como el tercer riesgo más grande para el mundo por el Foro Económico Mundial, que se está desarrollando estos días en Davos, Suiza. Superó a temas como las enfermedades infecciosas, ataques terroristas y conflictos entre Estados.
Precisamente en Davos habló esta mañana Elizabeth Maruma Mrema, encargada de Biodiversidad de Naciones Unidas y una de las personas claves para la cumbre de octubre. Dijo que los humanos nos arriesgamos a vivir en “un mundo vacío” con “consecuencias catastróficas” para la sociedad. La experta advirtió que si los lideres mundiales no se ponen de acuerdo este año en detener la extinción masiva de especies y la destrucción de ecosistemas, habremos renunciado al planeta tierra.
Sin acuerdo entre los países, Mrema dijo que “los riesgos serán aún mayores. No habremos escuchado la evidencia que nos entregó la ciencia, y por no escuchar, eso significa que la comunidad global habrá dicho: dejemos que la pérdida de biodiversidad continúe, dejemos que la gente siga muriendo, que la degradación continúe, que la deforestación continúe, que la contaminación continúe, y habríamos renunciado, como comunidad internacional, a salvar el planeta”.
La cumbre de China, que será oficialmente la COP15 en biodiversidad, apunta acuerdo tipo “París” en la materia. La semana pasada se conoció el borrador que se llegará a discutir, en el que se llama a los países a proteger al menos el 30% del planeta para 2030.
Paz Durán asegura que esta COP sobre biodiversidad “nos va a entregar una nueva vara, va a levantar nuevas banderas rojas de alerta” y que será un complemento al Plan de Acción Nacional en biodiversidad, que desarrollará la Plataforma chilena del IPBES.
Según el último reporte del IPBES, hay cinco grandes razones de la pérdida de biodiversidad: cambios en el uso de suelo y océanos, explotación de organismos, cambio climático, contaminación y especies invasivas.
El Manifiesto del Antropoceno nace desde la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), lugar donde se quiso abrir el debate de lo que significa este concepto desde un punto de vista interdisciplinario. En ese sentido, se coordinó un grupo de trabajo que aunó muchos puntos de vista, bajo la discusión de entender el significado de vivir esta etapa de la vida en la Tierra. La discusión fue mucho más allá del quehacer científico, y buscó configurar una fuerza de desarrollo para la sociedad del futuro.
“Una de las cosas en la que hicimos hincapié fue en cómo la actividad humana globalizada es el motor del Antropoceno, estando ligada directamente a la cantidad de habitantes de nuestra especie que hay sobre la superficie terrestre. Es muy probable que en 10.000 años más, las huellas que hayamos dejado serán perfectamente detectables en el futuro registro geológico”, explica el Dr. Claudio Latorre, académico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la PUC.
Bajo esta premisa, una de las críticas que se desprenden del Manifiesto del Antropoceno en Chile, está vinculada con la sociedad de consumo en que vivimos actualmente. “El único mundo donde una sociedad de consumo es posible, es una donde los recursos sean infinitos, sin embargo, la Tierra tiene recursos limitados. En este aspecto, y si bien hemos logrado desarrollar tecnologías que han permitido la extensión de estos recursos, no se puede desconocer que tal hazaña ha traído enormes y negativas consecuencias para diferentes tipos de ecosistemas. Por ejemplo, a comienzos del siglo XX, se desarrollaron procesos artificiales que permitieron la fijación de nitrógeno, y que de paso terminaron con la industria salitrera en el norte del país, propiciando un boom de crecimiento en la población que no hubiese sido posible sin esa tecnología. Por el contrario, la otra cara de la moneda fue que, esa misma tecnología, trajo consigo, cambios nada positivos en el océano y lagos de la zona, debido al escurrimiento de nutrientes que alteró los ecosistemas costeros”, enfatiza el Doctor en Ecología y Biología Evolutiva.
En el alero de este complejo escenario, muchas de las soluciones propiciadas por la tecnología han acarreado consigo determinados problemas, lo que ha demostrado la incapacidad de sostener una economía cuyo crecimiento se base en recursos infinitos sin dañar la biósfera. “La crítica que se hace desde el manifiesto, es que ese modo de ver el mundo tiene que cambiar, y eso se logra a medida que entendamos que los seres humanos somos parte de un sistema terrestre integrado, el que es fundamental para como soporte para la vida, lo cual permite que tengamos una chance de seguir sobreviviendo como la sociedad globalizada que hoy en día somos. Por lo que, si no somos capaces de cohabitar con la naturaleza, nuestra sociedad estará en peligro”, señala el Dr. Claudio Latorre.
En el mismo contexto, el Dr. Latorre se refiere a la discusión actual sobre el calentamiento global, señalando que: “Este es uno de los tantos aspectos que componen al Antropoceno, y todos estos síntomas, son producto de la manera en que los seres humanos nos hemos relacionado con la naturaleza, todo esto bajo una errada mirada de que somos únicos o especiales y que estamos por encima de todas las cosas, lo cual es una falacia, ya que los seres humanos somos parte del sistema natural, y justamente ese es uno de los argumentos sobre los cuales, como grupo de investigadores, queremos levantar conciencia. En ese sentido, lo que propone el Manifiesto es que esas cosas deben cambiar para proponer un trato para que todos los seres en este planeta puedan vivir juntos”, concluye.
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Periodista: Patricio Grunert Alarcón. ®
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El director ejecutivo de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), José Manuel Rebolledo, advirtió que en Chile “podría replicarse” la catástrofe por incendios forestales que azota a Australia -que ya deja 26 muertos- debido a las condiciones medioambientales “similares” entre ambos países.
En total, los siniestros han arrasado más de 8 millones de hectáreas en todo la nación oceánica desde septiembre pasado, lo que equivale a la superficie de Austria, incluidas unas 2.000 viviendas.
“Si bien es cierto que (Australia) ha estado con sequía, no ha sido tan severa como en Chile”, explicó el director ejecutivo de Conaf en una rueda de prensa.
Rebolledo dijo que como corporación consideran que Chile “técnicamente” tiene “condiciones similares” al del país oceánico y que “eventualmente podría replicarse” una situación “como la que se está viviendo en Australia”.
Chile enfrenta la peor sequía de su historia, con 119 comunas entre las regiones de Atacama y el Maule en situación de emergencia agrícola y las regiones de Coquimbo y Valparaíso en situación de catástrofe por escasez hídrica.
Según Greenpeace, el país sufre la mayor crisis hídrica de todo el hemisferio occidental y el 76 por ciento de su territorio está afectado por la sequía.
Frente a este escenario, Rodrigo Catalán, director de Conservación de la oficina para Chile del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), pidió agilizar el trámite en el Congreso del proyecto de ley que crea el Servicio Nacional Forestal, entidad que ampliará y fortalecerá las facultades de la Conaf y que estará bajo la tutela del Ministerio de Agricultura.
“Necesitamos una Conaf renovada. El Servicio Nacional Forestal tiene que ser aprobado y despachado del Congreso con un presupuesto acorde y con la urgencia que el contexto amerita”, apuntó el ingeniero forestal.
“El Servicio Nacional de Biodiversidad de Áreas Protegidas también tiene que ser aprobado, porque también se encuentra en el Congreso y también requiere el presupuesto que permita proteger la rica biodiversidad y variedad de animales y plantas que hay en Chile”, sostuvo el director de Conservación de WWF Chile.
En total, el Consejo de Aseguradoras de Australia (ICA, en inglés) cifró en 700 millones de dólares australianos (485 millones de dólares estadounidenses) los daños acumulados desde septiembre, con casi 9.000 reclamaciones relacionadas con los incendios.
El primer ministro, Scott Morrison, fuertemente criticado por su gestión de la crisis, anunció el lunes una dotación de 2.000 millones AUD (1.388 millones USD) para financiar la recuperación de las zonas afectadas durante los próximos dos años.
Según el equipo de la Universidad de Sydney que lidera el profesor de Ecología Terrestre Christopher Dickman, los incendios registrados en el estado australiano de Nueva Gales del Sur desde el pasado mes de septiembre han provocado la muerte de unos 480 millones de mamíferos, aves y reptiles.
La extensión y persistencia de las llamas indican que la muerte de grandes animales puede ser muy superior a la calculada hasta ahora.
Para el acádemico de la Escuela de Ecología de la Universidad Católica de Chile, Juan Armesto, los ecosistemas en Australia corren un alto riesgo de quedar totalmente irrecuperables.
“Puede ser que estos lugares se transformen en otro tipo de ambientes. Una vez que se destruye una cantidad de hábitat, los ambientes o hábitats pueden no ser capaces de recuperarse“, señaló el reconocido experto en ecosistemas.
“Mientras más baja sea la resiliencia de estos sistemas a estas perturbaciones, como el fuego, no puede haber posibilidades de que éstas se recuperen fácilmente“, alertó Armesto.
Convenio Universidad de Magallanes y Universidad de Chile
Ambos planteles estatales trabajan en una agenda 2020-2021 para llevar adelante acciones de divulgación cultural y científica que pretenden ser la antesala a la creación del referido centro, en el cual también colaborará el Museo de Historia Natural de Río Seco
Magallanes es definida como el “hot spot” del darwinismo en vida, sobre todo en lo que se refiere a su paso por territorio chileno, las exploraciones que realizó y los antecedentes y muestras que fue recogiendo y que aportaron, sin duda, a su famosa Teoría de la Evolución.
Esto llevó a surgiera la idea de ir sentando las bases para crear una “Unidad para el reconocimiento, estudio, enseñanza y difusión del legado de Charles Darwin y de las teorías del evolución del Centro Subantártico Cabo de Hornos de la Universidad de Magallanes (UR-Darwin)”.
Para dar vida a tan ambicioso proyecto la Universidad de Magallanes y la Universidad de Chile decidieron firmar el año pasado un acuerdo específico de colaboración destinado a desarrollar proyectos conjuntos a fin de promover estrategias de cooperación científica, tecnológica, educativa y de difusión cultural del legado de Charles Darwin y las teorías de evolución.
Este acuerdo se enmarca en un convenio mayor que sostienen ambas casas de estudios superiores desde 2001.
Para afinar detalles del nuevo entendimiento, el rector de la Umag, Juan Oyarzo, sostuvo una reunión con los académicos Germán Manríquez, director científico del proyecto “Darwin en Chile. Museo Inmersivo de la Evolución” de la U. de Chile; y Marcelo Mayorga, investigador de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad de Magallanes, quienes, actualmente, coordinan el proyecto, buscando aunar diferentes disciplinas de las ciencias sociales y exactas y, asimismo, sumar la contribución de otras entidades vinculadas al tema del naturalismo y la evolución, como el Museo de Historia Natural de Río Seco, que también estuvo presente en el encuentro a través de uno de sus fundadores, Miguel Cáceres.
“Se trata de hablar de Darwin, sobre Darwin, con el pretexto de Darwin para dialogar sobre evolución hoy, y en eso, la región y la Universidad de Magallanes son fundamentales, son partners, colaboradores y pares insustituibles en este trabajo. Magallanes, en ese sentido, es el ‘hot spot’ del darwinismo en vida, porque él estuvo solamente acá y bueno en Valparaíso, Santiago, como parte del viaje que hizo Fitz Roy, pero el paso por acá fue algo importante y distinto”, comentó el representante de la U. de Chile al referirse a este trabajo colaborativo.
El Dr. Marcelo Mayorga, en tanto, enfatizó: “Nosotros acá, en la Universidad de Magallanes, estamos dentro del territorio que Darwin visitó, la Patagonia, más al sur, no solamente el estrecho de Magallanes, el canal Beagle y Chiloé que, de alguna forma, estamos conectados con esa área geográfica, por lo tanto, desde ese punto de vista, la universidad tiene mucho qué decir, no solamente por la ubicación, sino que también porque dentro de la Universidad son temas que están siendo abordados desde diferentes disciplinas”.
Planificación para este año
Las movilizaciones sociales que se iniciaron a fines del año pasado atrasaron en algo el trabajo comprometido, pero ello no fue obstáculo para que se fueran conformando los equipos académicos de ambas instituciones y que se ideara una agenda para el período 2020-2021, que dice relación con actividades de divulgación donde se contempla la participación de la comunidad universitaria y regional.
Para el primer período se calendarizó la conferencia “Contribución de la Morfometría Geométrica a la clasificación darwiniana de los sistemas naturales”, a cargo del mismo Manríquez, la que estará disponible en formato audiovisual en el canal Umag TV y en los depositorios audiovisuales en red de la U. de Chile. También se contempla, una videconferencia sobre Planificación de Prototipado 3D, que dictarán en conjunto el FabLab de la U. de Chile, la Unidad de Desarrollo Virtual de la Umag y el Museo de Historia Natural de Río Seco que cuenta con modelos 3D de cetáceos y aves marinas depositadas en su colección.
“El énfasis es tener una colaboración muy activa con la Universidad de Magallanes porque consideramos que debemos compartir esta oportunidad de generar un Museo del siglo XXI con material virtual, con prototipados, con modelos que pueden ser trasladados por vías remotas sin necesidad de estar materializándolo en Santiago y traerlo sino que se pueda hacer en FabLab, u otras vías más tecnológicas”, explicó el académico de la U. de Chile.
Posteriormente, en el segundo semestre, el equipo del proyecto estima lanzar, de mano de las editoriales de ambas universidades, la publicación “Expedientes Bioceánicos: aproximaciones a 500 años de imaginación del mundo”, una idea que nació de un seminario llevado adelante en 2018 y que convocó a escribir acerca del significado de la primera vuelta al mundo desde la perspectiva medioambiental; y de cultura y patrimonio en nuestros días.
En esta etapa, continuará la iniciativa sobre prototipado 3D a través de talleres científicos-artísticos destinados a escolares en los laboratorios de computación de la Umag. La idea es ver y experimentar este trabajo en cráneos de lobo fino y lobo común escaneados en el MHN de Río Seco a partir de material osteológico de la fauna marina de Magallanes.
Por último, proponen una colaboración en el ámbito de la investigación, la creación y la producción de contenidos audiovisuales con uso de tecnologías inmersivas e interactivas. Aquí, el objetivo final es poder reconstruir, en realidad virtual, el trayecto de dos expediciones marítimas por el Estrecho de Magallanes y Tierra del Fuego, piloteadas respectivamente por Hernando de Magallanes (en el siglo XVI) y por Charles Darwin (en el siglo XIX) y así construir, una simulación narrativa de estos viajes marítimos por la zona austral.
“Nuestro objetivo es seguir teniendo estas reuniones activas de nuestros equipos con el fin de proponer nuevos procesos de colaboración a través de proyectos a los que se puede, incluso concursar”, dijo Mayorga. “Todo –agregó- con el objetivo de conformar un grupo de estudios y sentar las bases para la creación de un centro sobre el legado de Darwin en el Centro Subantártico de la Universidad de Magallanes. De hecho, actualmente, la Umag cuenta con una serie de colecciones en diferentes disciplinas científicas, muchas de las cuales, se pueden estudiar a partir de la visión actualizada que buscamos relevar del naturalista Charles Darwin”.